Félix Padilla (Santa Cruz de Tenerife, 1970) comenzó en las murgas como componente de Mamelones en 1984 y 1985 gracias a que un amigo lo invitó a engrosar las filas de la cantera de la Sociedad Mamel''s porque faltaban miembros. Luego pasó por la agrupación musical A Su Aire, hasta que, con 17 años, se sumó a la novel Chinchosos, donde permaneció junto a Paco Padilla y Alexis Hernández. En la murga-show estuvo hasta 1993, pues 1994 no salió. Fue en 1995 cuando sorprendió en Triqui-Traques, en particular, por aquel tema de "Sor Catalina". En su andadura se sortea su colaboración con otros grupos, como las infantiles Melositos, Triqui-Traquitos... El ciclo en Triqui lo cierra en 2002, para arrancar en Ni Pico en 2003, con un par de letras. En 2004 sale con Singuangos y desde 2005 se incorpora en Ni Pico, donde fue director hasta 2008, cuando le cedió la batuta a Josechu Díaz, aunque siguió como responsable musical. Este año, al frente está David Díaz.

-Este año ensaya a Ni Pico, Hechizadas y los niños de Descontrolados. ¿Qué modalidad es más compleja de dirigir: murga masculina, femenina o infantil?

-Son distintos. Me siento cómodo con las tres. Para Ni Pico es para la única que hago letras, mientras que para el resto he querido que trabajen sus propias canciones.

-¿El premio de la murga femenina es llegar a la final o pueden aspirar a Interpretación?

-A lo mejor algún día salta la sorpresa. Para mí, murga femenina y masculina son distintas por muchos motivos, no sólo por ser un grupo de hombres y otro de mujeres. Eso hay que ganárselo en un escenario. Si ellas mismas dependen de colaboración externa... No he visto ninguna femenina que me haya llamado la atención para ser premio, pero sí para llegar a la final.

-Gracias a que depende de otros murgueros, eso es una fuente de ingresos para algunos...

-Pues que desaparezca. ¡Qué quiere que le diga! A mí me llaman, no busco.

-¿Preferiría que ellas fueran autónomas a perder usted ese dinero?

-Sí, yo no busco esa fuente de ingreso, ya que, si puedo lo hago y, si no, no. Son unos incentivos que vienen bien, pero tampoco puedo vivir de eso, sino de mi trabajo.

-¿Qué es mejor: ser componente o director?

-Es distinto. Y soy director desde 1995. Aunque después cante en la fila yo dirijo a mi manera.

-¿Cómo es posible que quien no sabe música pueda llegar a montar un grupo?

-Eso se tiene o no. Uno lo descubre. Son una serie de cualidades que tú desarrollas durante tu vida si te has interesado en aprender.

-¿Cuáles son las pautas que debe seguir alguien que quiere hacer sus primeras letras?

-Sobre todo, fijarse en quien sí lo sabe hacer. Así empecé yo. Siempre me han gustado todas las murgas y he intentado coger lo mejor de cada una tras analizar por qué triunfan para después seguir el camino con mis toques.

-¿Cuál es el estilo de Félix Padilla?

-Es un estilo alegre, irónico... Intento mezclar el humor y la crítica. Debe haber de todo.

-El tándem de Félix Padilla con Francis Trujillo se consolida en 1995, cuando Triqui gana el primero de Interpretación. ¿Qué aporta Francis en su forma de trabajar?

-Nos conocimos en 1991, cuando él se incorporó a Chinchosos y, después, no está de casualidad en Triqui-Traques, al igual que se incorporó otro grupo de personas. Tenemos las mismas formas de ver la murga y él aporta sus conocimientos musicales y sus locuras (se ríe), como me ocurre también a mí. Hay un respeto mutuo.

-¿Hacia dónde caminan las murgas?

-Cada uno busca su camino año a año intentando hacer algo nuevo y sorprender. Ése no sólo es mi objetivo sino el de todos los compañeros porque no hay una ruta señalada.

-¿El giro hacia la crítica o el humor lo marca el jurado?

-Las murgas están más influenciadas por las reacciones del público que por el jurado. Ya no sólo en el concurso, sino lo que vas viendo durante el precarnaval y lo que se habla después del Carnaval, tanto lo que dice el que lo ve y le gusta como el que discrepa. Intentas no coincidir, aunque ya es difícil no repetirte con otra murga, porque somos veinte. Es más difícil hacer reír que criticar, aunque hay que saber hacerlo, y, si criticas haciendo reír, mejor.

-¿Estamos ahora en esa etapa?

-Sí, pero no es nuevo. Ahí está la Ni Fú-Ni Fá con su "Cubanito", crítico e irónico. Hubo una época de crítica dura a principios de los 90, hasta que llegamos nosotros en 1995 y lo cambiamos, y todo el mundo busca el espectáculo y ganarse al público.