EL empuje de la marcha del crecimiento del movimiento turístico mundial no tiene límites. Así quedó demostrado en las serias intervenciones que presenciamos el pasado mes de enero en el VI Foro Exceltur, por diversas personalidades empresariales y políticas de varias regiones del mundo, las cuales hicieron gala de un moderado optimismo, apoyados fundamentalmente en cifras concluyentes que la Organización Mundial del Turismo aportó, y en las meditadas palabras que el secretario general de la citada organización, Mr. Taleb Rifai, pronunció en el transcurso del mencionado foro.

El movimiento turístico avanza de forma imparable, y países hasta hace pocos años desconocidos son ahora destinos emergentes importantes en la consolidación de unas rutas que nacen al amparo de unas condiciones naturales que les hacen ser apetecibles para el viajero que quiere explorar nuevos horizontes, conocer otras culturas, relajarse ante un clima propicio, o disfrutar del deporte o la aventura, algo que hace solo unas décadas no entraba en la promoción del turismo.

Por el contrario, países, ciudades, pueblos o lugares que habían sido beneficiados por la afluencia turística, más por sus condiciones naturales que por el conocimiento de sus habitantes, han visto decaer lentamente su protagonismo, martirizados por políticos y empresarios poco inteligentes que no han sabido gestionar debidamente sus recursos, destruyendo inexplicablemente sus señas de identidad y los valores tradicionales en los cuales estaba basada su afluencia turística.

Muestras claras de esta situación las hemos tenido recientemente en la célebre FITUR, donde contrastaba la excelencia de los países encuadrados en los destinos emergentes con las desatinadas ocurrencias -por llamarlas de alguna manera- de otros lugares empecinados en buscar "la innovación" sin entender claramente cuál debe ser su desarrollo.

Las Américas, a la expectativa

El ejemplo monumental que los países de América aportan al desarrollo del turismo lo hemos comentado recientemente, destacando el marcado interés que todos los gobiernos de la zona están poniendo en sus programas para integrarse de la mejor forma en este señalado capítulo.

Desde México, con el espectacular avance de sus cifras de recepción turística, hasta la propia Nicaragua, un país que lucha denodadamente por posicionarse en el mundo turístico centroamericano, todos los países de América están trabajando para consolidar un turismo que acabe con la pobreza de sus más castigadas zonas, a la vez que difunda esa cultura que eleva el nivel de vida de los pueblos y les coloca a la altura de los más desarrollados.

Según el comentarista Manuel Quiterio Cedeño, en la revista digital Resumen Turismo, en este acontecer, el Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo de la República Dominicana acaba de presentar su Plan Nacional Plurianual 2011-2014, cuyas líneas estratégicas están representadas por la elaboración de un Plan de Desarrollo Turístico que fortalezca la sostenibilidad de sus zonas turísticas, con la aplicación de medidas reguladoras de la calidad medioambiental, impulsando la educación turística, integrando a todas sus comunidades en la actividad, promoviendo nuevos segmentos de mercado con el desarrollo de actividades complementarias para promover debidamente el destino, apoyando a las pequeñas y medianas empresas turísticas para que adopten sistemas de gestión exitosos en la promoción y comercialización de sus productos, sustentados en las nuevas tecnologías de la comunicación y la información.

Todo este entramado que el comentarista encabeza con la frase "¿será realidad tanta belleza?" tendrá como colofón desarrollar una red vial que facilite la integración de los núcleos turísticos entre sí y las comunidades de su entorno, para propiciar que los beneficios de la actividad turística lleguen a todos los sectores de sus poblaciones.

Los hechos y las realidades

Simples y ejemplares hechos que se van enlazando unos con otros, y que el componente político-empresarial de los países americanos está tratando debidamente, apoyándose en las experiencias contrastadas, en las que brillan de forma concluyente las realidades presentes en los destinos llamémoslos, siguiendo con el eufemismo, "maduros".

Así, cuando las noticias nos llegan de todos los puntos de este dilatado continente, vemos con satisfacción cómo el nuevo Ministerio de Turismo de Argentina irrumpe con energía en toda esta gran nación, y la propia presidenta de la república anuncia ventajosas medidas crediticias para la inversión en materia turística, adelantando un selectivo programa que seguro aprovecharán los más avanzados empresarios del sector para desarrollar nuevos proyectos que den lugar al crecimiento sostenido de su turismo, tal como está ocurriendo en estos últimos años.

Brasil, otro país estratégico en su desarrollo turístico, con algo más de cuatro millones de turistas extranjeros el pasado año, prepara detalladamente sus próximos juegos olímpicos con una espectacular obra de ingeniería y arquitectura en Río de Janeiro que será la admiración del mundo, y que seguro va a servir como un reclamo para el turismo, tal como son Brasilia o Sao Paulo, o las cataratas de Iguazú.

Todo el espléndido panorama que hemos presenciado un año más en la FITUR, donde los países de América llenan de colorido y alegría su cuidado espacio, ofreciendo algunas de sus muchas muestras de esas señas de identidad tan arraigadas: "las rutas del café", en Colombia; "los pueblos blancos", en Nicaragua; las solariegas casas rurales argentinas o las recordadas visitas a las bodegas vitivinícolas chilenas... Todo un abanico de bellezas naturales, tradiciones, culturas ancestrales, donde un canario encuentra sus huellas en una larga serie de países; desde las reminiscencias de El Álamo, en San Antonio de Texas, hasta el Departamento de Canelones, del Uruguay, pasando por esos emporios de su cultura como son Cuba, Venezuela, Dominicana, Puerto Rico...

Turismo, sinónimo de progreso

La hoja de ruta de la Organización Mundial del Turismo lo dice bien a las claras: el turismo genera más de 75 millones de puestos de trabajo directos en el mundo. Ofrece una vía de acceso rápido al mundo del trabajo, en especial para jóvenes. Contribuye directamente y por su efecto multiplicador a la creación de puestos de trabajo.

A todo esto, entes y corporaciones del mundo entero convocan los más señalados encuentros con el fin de analizar las posibilidades que el turismo pueda suponer para vitalizar sus más reprimidas zonas y desarrollar una toma de conciencia del valor del turismo como vehículo propiciatorio de la cultura, de la paz y de la erradicación de la pobreza.

En este proceso la Fundación Sonrisa de Vida, en Cali, Colombia, promociona un encuentro mundial sobre la diversidad cultural y biológica de las comunidades étnicas, en el cual intervendrán distinguidos estudiosos del tema, que aportarán sus experiencias y conocimientos para analizar la integración de las comunidades indígenas en el desarrollo del turismo, conservando su identidad ancestral, a la vez que recabar para ellas el beneficio justo y necesario para su supervivencia, dentro de la mayor dignidad y respeto a sus costumbres y medios de vida.

Relevantes acciones que están unidas a las que se desarrollan en todo el mundo en pro de una mejor enseñanza turística, desde el amplio espectro que ella misma comporta y que llega a propiciar que en algún país de la "vieja" Europa existan ya escuelas para el turista. Es la cara de este hermoso panorama que el turismo lleva consigo, ante la cruz que significa la ignorancia de otros países, que no consolidan sus enseñanzas para el más exquisito tratamiento del turista, o se les niega la posibilidad de entrenarse y prepararse para servir al sector, a graduados turísticos extranjeros que desean consolidar con el trabajo práctico las enseñanzas teóricas recibidas en su países de origen, algo que por estar amparado en leyes obsoletas deberá de desaparecer pronto en beneficio del desarrollo de la humanidad y de las propias instituciones que insólitamente siguen aplicando las leyes por la letra. Lamentable.

Estos y muchos otros análisis y comentarios nos apoyan en la realidad de los múltiples beneficios que el movimiento turístico está aportando al mundo, como una fórmula segura de consolidar la paz, desarrollando el conocimiento y acabando con la pobreza, como hemos comentado frecuentemente y que está acuñado en los mensajes que difunde con todo éxito la Organización Mundial del Turismo.