Barranco Seco ha sido desde "siempre" un vertedero. Primero más local, para las necesidades de Santa Cruz de La Palma, luego más a lo grande, para la basura de toda la Isla. Europa avisó de que aquello era un desastre natural (lo dijo con otras palabras) y preparaba sanciones. El Gobierno de Canarias, a través de la Consejería de Política Territorial, entendió el mensaje y decidió rehabilitarlo. Ahora aquella imagen dantesca se ha cambiado por lo que desde la distancia parece un jardín de grandes dimensiones.

Es una superficie de 37.000 metros cuadrados, en la que se han introducido más de 200.000 metros cúbicos de relleno. Unas 350.000 toneladas. Una vez compactadas, también con los residuos, se vertieron encima tierras limpias. La impermeabilización se halla a un metro bajo tierra. La clave: ya no huele ni se le puede meter fuego, evitando aquellas hogueras ilegales que casi cada mes se repetían. Tampoco sobreviven los roedores de tamaño considerable que tenían allí una despensa bien surtida. Sí, eran otros tiempos, pero no hace tanto de aquello.

La actuación no solo ha dado un cambio al vertedero. De camino, se ha eliminado una escombrera que había en el paseo de tierra junto al mar, a cientos de metros de la depuradora, de unos 60 metros de alto. La chatarra y neumáticos se trasladaron a una empresa o gestor autorizado para su tratamiento, mientras que la tierra se ha aprovechado en el sellado de Barranco Seco.

La consejera de Política Territorial, Nieves Lady Barreto, pertenece a una de tantas generaciones para las que Barranco Seco era un mundo "aparte". Una montaña de residuos de lo más variada que vivía en un costado de Santa Cruz de La Palma. Allí donde no había que ir. "Toda la vida he crecido con el vertedero de Barranco Seco ahí. Sabías de los malos olores, de la basura acumulada, de que en ocasiones había fuego... Sabías que había que hacer algo y es una satisfacción venir ahora y ver cómo está la zona". Es de esas obras, para qué mentir, que quedan y que a un político le llenan.

Barreto subrayó además que dentro del programa de sellado de vertederos que se puso en marcha en Canarias desde la Dirección General de la Protección de la Naturaleza, Barranco Seco es el que más inversión ha precisado. "Han sido tres vertederos en uno: Barranco Seco, Barranco del Carmen y el inerte de Maldonado", subrayó la consejera.

Ahora falta decidir qué hacer en la zona para que tenga utilidad. Los responsables de la obra de rehabilitación avisan de que a un metro de profundidad está el paquete de impermeabilización, que tiene una duración de 500 años, y que, por ello, no se deben plantar árboles, quizás tan solo en los laterales, ni hacer edificaciones. En realidad, el espacio se transfiere al Cabildo, que será el que decida su futuro. Eso sí, lo recibe sin que huela mal y limpio. Que no es poco.