Los restos de Manuel Magdalena Torres, socialista y sindicalista asesinado por los franquistas en 1936, fueron enterrados ayer en el cementerio de Las Manchas, en el municipio de Los Llanos de Aridane, una década después de que fuera localizado en una fosa común en Fuencaliente, donde aparecieron otras 7 personas víctimas de la represión.

María Victoria Hernández, quien fuera la directora jurídica de la causa hasta que tuvo que dejarlo por incompatibilidad con cargos públicos, perteneciendo en la actualidad a la comisión partamentaria de la Ley de Memoria Histórica por el Partido Socialista, informó a esta redacción de que los restos de Torres estuvieron durante años custodiados en el Museo de Arte Contemporáneo, propiedad del Cabildo palmero, a la espera de que un juez autorizara la entrega de los mismos a sus familiares.

La identidad del asesinado se pudo comprobar, al igual que ocurrió con otros encontrados en la misma fosa, a través de pruebas de ADN.

Manuel Magdalena Torres, que dejó huérfanos a cuatro hijos, ya descansa en la misma tumba que su esposa, Lucila, quien antes de fallecer dejó dicho que si en algún momento encontraban a su esposo, que los enterraran juntos. Sí, amor eterno.

La historia de Torres no es diferente a la sufrida por otros tantos ciudadanos durante la represión franquista. Los estudios realizados después del hallazgo de los restos certifica que las personas localizadas en la fosa común del conocido Pino del Consuelo, gracias a excavaciones de voluntarios, fueron fusiladas y enterradas en una tumba furtiva.

Uno de sus hermanos también murió en la guerra, en este caso en el frente.