Una carpa que los protege del sol, un grupo folclórico de gran nivel, el hombre que se apresta para abrir la puerta al coche del presidente, una cinta que cortar y el final, de "traca": fuegos artificiales... Fue una inauguración a la vieja usanza, igual que en años de riqueza, para otra ampliación en el puerto de Tazacorte. Esto va por "cachos" y de celebración en celebración. ¿Barcos? Ni uno. Ni atracados ni que se vean a lo lejos.

La obra costó cerca de 50 millones de euros. Mayor protección, 26.650 metros cuadrados de explanada, ampliación del muelle pesquero, también para cultivos marinos y 197 metros lineales, ni uno más, para el atraque de barcos de pasajeros y cruceros. El dinero no dio para más. Se pensaban hacer otros 150 metros de dique, pero se recortaron 8 millones del presupuesto y la actuación quedó a medias, sin poder colocar tres de los siete "cajones" proyectados. ¡Siempre quedará tiempo para otra fiesta como la de ayer!

En el turno de intervenciones (sí, las hubo), uno de los técnicos responsables de proyecto dijo, además de defender las obras realizadas, que con esta actuación "se pueden ver las impresionantes puestas de sol de Tazacorte". En eso tiene razón. Como mirador, vale. Lo que ocurre es que después de más de quince años trabajando en el puerto, el ciudadano de a pie lo que espera ver son barcos que generen actividad económica. Pero líneas estables, porque atracar, lo que se dice atracar, ya atracó un crucero en 2002, con Antonio Castro en el muelle. Ayer también estaba. No pasa el tiempo por él. Fue el "Kristina Regina", que fue recibido a lo "Bienvenido, Mister Marshall". Es más, se logró incluso que la compañía Naviera Armas pusiera una embarcación, hasta que el capitán del buque "Volcán de Tauce" se hartó y dijo "yo allí no me meto". Eso ocurrió en 2006.

La alcaldesa, Carmen Acosta, estaba incómoda ("tierra trágame", pareció pensar) y cuando habló fue para recordar que "esta infraestructura por sí sola no tiene sentido". Sabe que sus vecinos ven el muelle como un lugar al que ir a pasear, cuando lo que se necesita en realidad es obtener beneficios para un pueblo con una de las tasas de desempleo más altas de Canarias. Anselmo Pestana, presidente del Cabildo, también se dirigió a los presentes. Afirmó que el Valle de Aridane "tiene que ser el motor económico de la Isla". Del puerto, que es a lo que fue invitado, poco dijo. ¿Y qué va a decir? Bueno, apoyó las palabras de la regidora municipal.

Paulino Rivero cerró el acto. Manifestó, de verdad, que era "un día importante para Tazacorte, La Palma y Canarias", destacando la importancia de "mejorar las comunicaciones entre islas". Pero, claro, eso de comunicar en el caso del muelle bagañete, ¿para cuándo es? El presidente regional mantuvo su discurso y se acordó de cuando vino al puerto al principio de las obras "con mi amigo Adolfo (ex alcalde de Tazacorte)". Que para acordarse hay que tener memoria.

El "speaker" del acto invitó a todos a recorrer "menos de 200 metros" hasta donde se inauguró la obra. Cuando todos iban, un vecino de Tazacorte regresaba. Una treintena de años, fuerte, camisa de manga corta... Lo lógico era preguntarle por su impresión de todo aquello. Su respuesta fue contundente: "La explanada sirve para conciertos, venir a pasear y si ponen actos de la Bajada". Hay inauguraciones que es mejor hacer de noche.