La escoria social que asedia y abusa de menores, la escoria social que mata a sus parejas, la desobediencia a las órdenes de alejamiento dictadas por los jueces, que son tomadas como el pito del sereno, son algunos de los problemas que tiene que solucionar este país.

Por desgracia, la condición humana da lugar en ocasiones a aberraciones de comportamiento que tienen que ser severamente corregidas por la propia sociedad. Estamos viviendo una época muy difícil, llena de violencia y de tragedia.

Pero en España son demasiado frecuentes las noticias de un pederasta que actúa, hasta ahora impunemente, en Madrid; y de personas que asesinan a sus parejas. Y de otras que calumnian al de al lado, para fastidiarlo y obtener un beneficio, que también los hay.

Falta serenidad en este país y falta contundencia en las leyes para abortar estos comportamientos antisociales que causan mucha alarma y mucha zozobra a la sociedad.

Las relaciones de pareja son difíciles y la serenidad en la convivencia es necesaria. Esto es fácil decirlo, ya lo sé, y en ocasiones los sentimientos son también difíciles de domeñar. No se explica, por ejemplo, la exagerada reacción contra el alcalde de Valladolid porque dijo que no se subía a un ascensor donde fuera una mujer sola. Hombre, quizá hizo mal en decirlo, pero eso mismo piensa mucha gente, sobre todo cuando ocupa un cargo público, que es más susceptible de ser extorsionado, con la consiguiente reprobación social, aunque sea inocente.

Al socaire del feminismo y del machismo hay muchos aprovechados -de ambos sexos- que quieren sacar tajada de situaciones equívocas. Y que encuentran el jaleo y la algarada en los partidos poco conscientes, o al menos de algunos de sus representantes más radicales.

Hay muy mala leche en este país. Y no se ve esa mala leche en otras naciones europeas avanzadas. Aquí parecemos una prolongación de la novela picaresca, con el deseo de dañar al rival político o al enemigo profesional. No hay tregua, todo el mundo maquina para dañar al de al lado. Perdemos más tiempo en planear ruindades que en trabajar para sacar adelante a España y a Canarias en una época tan difícil como la que estamos viviendo.

Yo no tengo las soluciones, pero por lo menos se desahoga uno denunciado los comportamientos de unos y de otros. Este es un país individualista donde no se conoce el esfuerzo colectivo, o al menos se solapa bastante en la vida diaria. Más trabajo, hace falta más trabajo.