Los concejales del Partido Socialista en Santa Cruz de La Palma decidieron repartir personalmente el veneno entre los ve- cinos de las zonas rurales para la campaña de desratización. Dos kilos por residente. Un saludo, un "cómo va la cosa" y, a reglón seguido, entrega de la bolsita en mano. Una nueva "estrategia" en la distribución que Coalición Canaria considera propia de precampaña política. Quedan más de nueve meses para las elecciones de 2015, pero todos ya se miran la "espalda". Nadie se fía ni del compañero de bancada.

Los nacionalistas aprovecharon la última sesión plenaria para cuestionar al alcalde, Juan José Cabrera, por el reparto del veneno. La pregunta fue directa: "¿Cómo se llevó a cabo la distribución del producto?". El alcalde miró a los lados buscando una respuesta. "A mí que me registren", debió pensar del líder local del Partido Popular. Parecía un tema sin trascendencia, de las típicas iniciativas anuales contra ratones y demás animales poco deseados por la población, pero la cosa se fue "calentando".

El primer teniente de alcalde, Sergio Matos, reconoció que se había entregado "en mano a los vecinos" de los barrios de Mirca, La Dehesa y Velhoco, los núcleos de la periferia, en lugar de mantener el sistema habitual de que fueran los representantes de las asociaciones de vecinos los que se desplazaran al ayuntamiento, para que posteriormente distribuyeran el veneno, que no es dinero, entre los residentes en cada zona, atendiendo al terreno que cada uno necesitaba proteger.

La respuesta del portavoz de los socialistas y primer teniente de alcalde, hizo que Juan Ramón Felipe, desde el sector de opositor, acusara al gobierno de repartir en mano el veneno por una cuestión política, electoral, de contacto con los vecinos. Matos informó en ese momento de que "ha sido el Cabildo de La Palma, no por una decisión del ayuntamiento, el que obliga al reparto del producto en mano a los beneficiarios". Otra cosa es que la institución insular diga que se haga directamente en presencia de los ediles. Es decir, que quizás sea suficiente con que acudan trabajadores municipales.

El primer teniente de alcalde defendió que el sistema anterior, de hacer ir a los representantes vecinales al ayuntamiento para recoger el veneno, era más electoralista que el que ahora se utiliza. Felipe aprovechó entonces para recordarle a Matos que ese "antes" incluía los dos años y medio en los que precisamente el portavoz del PSOE había sido alcalde. Lo curioso es que como sobró veneno, habrá un nuevo reparto aún más cerca de las elecciones. Ahora tal vez incluso, si los vecinos lo solicitan, se dé un paso más lejos y los ediles acepten poner ellos mismos el veneno en cada finca. Es el momento de pedirlo.