El fuego está controlado. Duró 48 horas. Afectó a 900 hectáreas, donde se encuentra una casa que arrasó y otras diez que dejó "negras", siempre en El Paso. También quemó un cuarto de aperos y un par de granjas, aunque se logró salvar a los animales, además de las huertas de muchas familias, zonas de viña, almendras, aguacates y flores. También abrasó dos vehículos e hizo que unas 150 personas tuvieran que abandonar sus viviendas. Pero ya pasó. Acabó todo. Y pudo ser peor.

A primeras horas de la mañana, con el fuego agonizando, el Cabildo de La Palma anunció que la gestión del incendio era de nuevo suya, tras bajar la declaración a algo que los técnicos denominan nivel 0B, es decir, "el trabajo ya está hecho". Además, los helicópteros de la BRIF se marchaban a Tenerife. Era evidente, las llamas en El Paso se estaban apagando, aquellas que habían dejado al menos hasta ayer problemas en el suministro eléctrico y de agua potable en varios núcleos poblacionales. El segundo comunicado oficial del día fue para anunciar la comparecencia de la presidenta insular, la alcaldesa pasense, el representante del Estado en la Isla...

La cita era en el Ayuntamiento de El Paso. Un rodeo previo por la zona atacada por el fuego deja en evidencia que ya cuesta hasta ver el humo. Es un manto oscuro, pero sin llamas. Parado en el restaurante La Cascada y mirando al horizonte, nada preocupa. Hasta ayer, era un infierno. Al menos lo era el frente que caminaba hacia la Cumbre tras salir de Montaña Enríquez. El calor es intenso. Debe estar cerca de los 40 grados.

Más abajo, en la vía que llega a Tacande, un camino, el camino Pino Sánchez, lleva hasta otra de las áreas castigadas. Si usted (que lee) decide ascender por la pista, se preguntará cómo pudo salvarse una casa con invernadero que acabó rodeada de espacios quemados. Ardió todo menos la vivienda y sus huertas. Un par de curvas más allá está el camino Espigón. Allí el fuego dio "de duro", pero los vecinos, sí, ellos, antes de que llegara nadie más, se armaron con mangueras y cubas. Lo fácil es sacar el "hacha" y darle a los políticos, pero lo cierto es que en ese momento, al menos en ese, la alcaldesa, María Dolores Padilla, y el teniente de alcalde de Los Llanos de Aridane, José María Vargas, se "remangaron" para ser uno más en la pelea.

Dos vehículos de la Consejería Insular de Medio Ambiente, que por cierto ya piden a gritos la "jubilación", no paraban de dar vueltas por Tacande o Tajuya, por aquellas vías, también recovecos, en busca de cualquier rebrote indeseado. También hay personal más allá del matadero insular. Cerca de donde algunos amantes de leyendas siguen preocupados tras arder la casa (es un pajero) del Alma de Tacande. Por cierto, de ese cuento nunca se dijo toda la verdad. Ni los, o la, investigadores que más la han "vendido" quisieron decirlo todo. Quizás por desconocimiento. Lo cierto, para desenmascarar la historia, es que realmente no se sabe con certeza si es esa casa, la que ardió, o la verdadera es otra colindante...

Llegó la rueda de prensa. Políticos, técnicos y representantes de los cuerpos policiales en torno a una misma mesa. Guadalupe González expuso los datos, además de sus agradecimientos. Se le notaba cansada. También tuvo tiempo para aclarar que los helicópteros que están en La Palma, también en el resto de las Islas, "son para toda Canarias y van a la isla que los necesite. Cuando los dos aparatos de la BRIF se fueron a Tenerife, en La Palma no se había declarado ningún incendio...". La presidenta es consciente de la queja de muchos palmeros por la falta de medios aéreos en el inicio del siniestro. Además, hizo un esfuerzo por apuntar que "queda trabajo por hacer", en referencia a que "el fuego está controlado, pero aún deben pasar unos días para que esté extinguido".

Mientras, la alcaldesa de El Paso se dirigió más directamente a sus vecinos para destacar "su entereza y coraje" en la lucha contra el fuego, anunciando que a partir del lunes y durante 15 días se podrán a disposición de los vecinos técnicos insulares para recoger datos sobre los daños sufridos. El objetivo es buscar ayudas para atender las necesidades más imperiosas que se puedan producir.

Después, intervino uno de los técnicos. De los encargados del operativo. Destacó la importancia de que los vecinos mantengan limpios los alrededores de sus viviendas, de que los montes tienen ahora más material combustible que antes, hizo un balance del trabajo realizado... no dijo nada sobre la necesidad de cortar pinos que se "comen" las casas. No de las viviendas que se hicieron en el bosque, sino de los árboles pegados a los pueblos, como ocurrió en Fuencaliente o ahora en Tacande. Al que corte uno, solo uno, por iniciativa propia, lo "crujen". Tampoco se dijo nada de las dificultades que ponen ahora esos mismos técnicos a aquellos que piden coger pinocha. De esas cosas nadie habló.

El fuego no apretó con todas sus fuerzas. Fue solo un "revolcón".