En cualquier calle, camino, sendero con destino a la montaña... ayer era un espectáculo pasear por los pueblos de la comarca Este de La Palma. Por Breña Alta, como principal exponente, pero también por Santa Cruz de La Palma, Breña Baja o la Villa de Mazo. Desde primera hora de la mañana lucían con esplendor las espectaculares cruces adornadas con todo tipo de cuidados imaginativos, acompañadas, en muchos casos, por los simpáticos "mayos" (muñecos de trapo que las acompañan y que imitan escenas de la vida diaria).

El día de las cruces, la festividad de la Santa Cruz, es uno de esos momentos propios del pueblo palmero, en donde los vecinos muestran su capacidad de unir en estos días de creación toda la fe, la pasión, el arraigo y las tradiciones de estos pueblos, que encuentran su reflejo más atrayente en una ruta de hasta 20 cruces en Breña Alta, como cita habitual de los amantes de una de las emblemáticas tradiciones de La Palma.

Este municipio, además, ha cumplido este año con una de sus deudas, con la presencia de un espacio museístico dedicado a esta labor, donde fuera de fecha se podrá admirar el trabajo de los cruceros. La labor de estos artistas anónimos es reconocida no sólo en el ámbito insular sino incluso ya fuera de las fronteras de la Isla. Su intenso trabajo artesanal y artístico es sin duda uno de sus patrimonios más preciados y una de sus principales señas de identidad.

El objetivo del crucero es que su cruz, la de su barrio, sea la más esplendorosa. Para ello, desde meses antes reúnen todo tipo de materiales, joyas incluidas, para embellecer el principal símbolo de su fe cristiana. La verdad es que, a la vista del visitante, todos consiguen su objetivo.