Gerardo Hernández y Manuel Pérez Rocha han sido durante los últimos lustros protagonistas en la política insular. En el gobierno o como parte de la oposición, sus acciones han tenido la suficiente entidad para repercutir, a veces sin darse cuenta, en el quehacer cotidiano de los palmeros. Pero afortunadamente la vida, también en el mundo del poder, tiene ciclos que invitan a la renovación. En las próximas elecciones ya no serán actores principales al haber sido apartados, de diferente forma, de las candidaturas de sus formaciones políticas. Sus fotografías ya no serán comunes en la prensa y llegará un día, quizás no muy lejano, en el que incluso no sean recordados.

Coalición Canaria anunció oficialmente el pasado jueves su lista al Cabildo. Guadalupe González, Luis Viña, González Mata... faltaba Gerardo Hernández. CC decidió que no estuviera en la candidatura el hombre que llevaba desde 1995 como consejero. Sí, Gerardo Hernández ya estaba en la Institución insular cuando Coalición Canaria y el Partido Popular presentaron una moción de censura histórica a Felipe Hernández (PSC), después de que González Afonso (padre de González Mata) aceptara dejar su acta para facilitar el acuerdo con el PP, con José Luis Perestelo de presidente. En ese momento, comenzaron sus largos años de consejero con "mando". Parece que fue ayer, pero de aquello hace 16 años.

Hernández siempre fue uno de los hombres fuertes durante el mandato de Perestelo. Por sus manos pasaron durante lustros las infraestructuras que se realizaban en La Palma, aunque también fue un "superconsejero" con Obras Públicas y Medio Ambiente hasta que su "jefe" lo sentó un día en su despacho para decirle: "Elige, Obras o Medio Ambiente". Fue en 2007. Optó por el cemento y el asfalto, y a partir de ese instante, los montes pasaron a manos del por entonces novato Julio Cabrera.

La presencia de Gerardo Hernández en la vida pública comenzó antes. Sí, incluso antes. Cuando "Terminator" se estrenaba en las salas de cine, él ya era concejal del Ayuntamiento de Santa Cruz de La Palma. Fue en 1984, con Antonio Sanjuán (padre de la consejera Maeve Sanjuán) de alcalde. Se presentó en las listas de ICU en el puesto número 10. Las elecciones fueron en 1983, su formación política logró siete representantes, pero las bajas de tres compañeros le permitieron sentarse en una de las sillas del pleno un año después de los comicios, llevando además la responsabilidad de Parques y Jardines. Han pasado 28 años.

La decisión de abandonar el Cabildo no es propia. Su intención era continuar en la institución. Sin embargo, CC entendió, es la versión oficial, que era mejor una "renovación; no hubo actitud de castigo". Sin embargo, si se profundiza algo más en la postura adoptada por la fuerza política nacionalista, para ser más sinceros, lo cierto es que la forma de trabajar de Gerardo Hernández ya no cabía en el equipo, en la filosofía de grupo, de su nueva "jefa".

Por el tiempo transcurrido en el cargo, también por su forma de ser, son vicios adquiridos, Hernández había adoptado hábitos de funcionamiento autónomos, con demasiadas tomas de decisiones por su cuenta. Iba a su "bola"... o casi. Ni tan siquiera Perestelo fue capaz de reconducir una forma de proceder independiente, que chocó frontalmente, desde el principio, con la coordinación que exige, sí o sí, la presidenta. El consejero veterano no se adaptaría nunca a una nueva dinámica donde prima el colectivo bajo la dirección de González Taño. CC lo sabía. Y por ello, principalmente por ello, fue descartado.

El pelirrojo popular

En la junta electoral de CC del pasado jueves, Gerardo Hernández dejó claro ante sus compañeros que era "un hombre del partido" y defensor "de unas ideas". Su mensaje, sin rencor, en el que aunque no escondía sus ganas por seguir respetaba la decisión de CC, le abren otras "puertas". No es probable que regrese a su puesto de trabajo, en uno de los laboratorios del Cabildo, sino que acabe en un cargo intermedio (léase dirección regional), siempre que su partido forme parte del Gobierno de Canarias.

Manuel Pérez Rocha ha representado el talante, la cautela y la imagen del Partido Popular durante la última década. Cumple doce años como consejero del Cabildo, tras llegar de número "2" con Juan de la Barrera de cabeza de lista, aunque en aquel 1999 la mayoría de los comités locales ya apostaban por su figura como candidato y solo una maniobra interna lo dejó en segundo lugar, lo que aceptó sin rechistar. En aquella legislatura fue además concejal en Los Llanos de Aridane, un puesto que también ocupó entre 1991 y 1995, llevando los destinos de Educación.

El antaño líder del PP fue responsable de la Consejería de Asuntos Sociales durante cuatro años, de 1999 a 2003, tras un pacto de gobierno en el Cabildo con CC antes de las mayorías absolutas de los nacionalistas con José Luis Perestelo al frente. Como candidato de los populares a la Institución Insular, logró cinco consejeros en 2003, cuando carteles con su cara fueron manchados de rojo por los que defendían el "no a la guerra"; mientras que en 2007 perdió un consejero debido, principalmente, a los 2.000 votos que a su formación política le arrebató el CCN. En 2008 cayó ante Anselmo Pestana en la pugna por el Senado, aunque siempre le quedará la satisfacción de haber encabezado, en aquellas elecciones, la lista más votada en Los Llanos de Aridane. Por último, destacar que en el organigrama interno de su formación política, alcanzó la Presidencia.

La realidad que ahora vive Manuel Pérez Rocha en el PP es bien distinta a aquellos años de "grandeza". No se lleva, prácticamente ni se habla, con el presidente del Partido Popular en La Palma, Asier Antona, en un distanciamiento que nadie ha sabido evitar y que a la postre perjudica a los "gaviotas". Está arrinconado. Antona, como hacen todos los políticos, se ha rodeado de su gente de confianza, y entre ellos precisamente no está Pérez Rocha, quien, por cierto, aprovecha su facebook para lanzar frases o mensajes en los que parece, solo parece, ir en contra de las decisiones o acciones de sus todavía compañeros de formación. La decisión, por ejemplo, del PP palmero de colocar a María de Haro como número uno al Parlamento, fue acompañada por un contundente "estoy en contra de que los imputados vayan en listas electorales", frase del aún consejero, en referencia, o eso se puede desprender, a la supuesta implicación de la candidata en la operación "Katis".

Pérez Rocha, querido por una masa importante de votantes y que todavía sería válido para cualquier partido, regresará a su puesto de trabajo como profesor de Lengua Inglesa en el IES Eusebio Barreto, tras obtener la plaza en oposición libre de 1985. En reuniones familiares e incluso entre amigos, siempre presume, y puede hacerlo, de que "yo tengo mi trabajo, otros cuando se vayan de la política veremos de qué van a comer".

Continuará siendo secretario del comité local del Partido Popular de Los Llanos de Aridane, con Carmen Castro de presidenta, y no descarta regresar a la política activa.

El amante del queso y las almendras de la tierra, ya estuvo dos años fuera del círculo mediático, entre 1995 y 1997, metido entre sus alumnos, para volver como director general de Política Agroalimentaria del Gobierno de Canarias. Dicen que el pelirrojo nunca "muere".