La fusión o compra realizada recientemente por la Organización de Productores Plataneros (OPP) Cupalma, una de las más importantes de la Isla por volumen de fruta, sobre la entidad Agrupa (que aglutinaba a las cooperativas Morriña y Bonana), no ha resultado ser la operación de integración de plataneros y recorte de gastos de gestión que se planteó inicialmente.

Aquel acuerdo, que iba a suponer el mayor acto de concentración platanera de los últimos 40 años en Canarias, con más del 40% de la producción de plátanos de La Palma y más de 2.200 agricultores, no ha servido para reducir el número de entidades o empresas y, por extensión, los costes que soportan los agricultores en un momento en el que los mercados han tocado fondo y la renta de los cosecheros se resiente nuevamente.

Tanto es así que, unos 30 antiguos afiliados de Agrupa han presentado oficialmente, en un acto llevado a cabo en Breña Alta, la creación de su propia y nueva Sociedad Agraria de Transformación (SAT) denominada Cosecheros de La Palma (Cosepal), que por ahora aglutina, según aseguran, un total de dos millones de kilos de plátanos, que se reparten por toda la Isla, especialmente en Los Llanos de Aridane y Tazacorte, así como en Fuencaliente, Breñas, Mazo, Puntallana y San Andrés y Sauces.

Esperan que el número de socios se incremente en los próximos meses, una vez que se consolida la sociedad, y mantienen que han llegado a acuerdos para exportar fruta a un grupo denominado CMR Fruit, en Madrid y Barcelona.

La nueva SAT fue autorizada por la Consejería de Agricultura del Gobierno de Canarias, el pasado 3 de septiembre, e incluida a mediados de ese mes en la OPP Platacan (una de las seis grandes organizaciones exportadoras que conforman el sector dentro de Asprocan, con un mínimo de 30 millones de kilos cada una). Con ello, se mantiene en la Isla la representación de una organización de productores que se preveía que desapareciera y que quedaría sólo con la gestión de plátanos en Tenerife y Gran Canaria.

Conflicto de intereses

Esta decisión hecha por tierra la supuesta reducción de entidades y la consecuente rebaja de costes. Además, se genera cierta incertidumbre, extendida entre muchos agricultores, sobre supuestas deudas impagadas en medio de todo el proceso empresarial, desde la fusión hasta la creación de esta nueva SAT por parte de cosecheros disconformes con la fusión.

Estas personas, aseguraron en el acto de presentación que "no se trata de una revancha, ni de una disputa directa contra Cupalma". Sin embargo, en el seno de la, ahora, gran entidad platanera fusionada se habla de que es "un movimiento propiciado por el protagonismo personal de algunos, en muchos casos desvinculados hasta ahora del sector, tal y como se demostró en una reciente rueda de prensa de CCOO, lo que entendemos como una deslealtad hacia los verdaderos plataneros".

Sea cono fuere, con o sin fusión, siguen habiendo una quincena de cooperativas y sociedades agrarias en la Isla, que forman parte de seis grandes organizaciones de productores. Todo sigue igual, por lo menos en cuanto a organización del sector se refiere.