Para un analista de la actualidad mundial que se precie, estudioso de las relaciones internacionales y fiel seguidor de los eventos supranacionales, la reciente Cumbre de la CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños), celebrada los días 27 y 28 de enero pasado en Santiago de Chile, con la participación de 33 naciones, no puede pasar desapercibida. Máxime si entre las importantes resoluciones de la Cumbre tres son de enorme trascendencia y gravitan sobre las relaciones bilaterales de Estados miembros y se refieren a: bloqueo de los Estados Unidos a Cuba, que dura ya demasiado tiempo; colonización de las islas Malvinas por parte de Inglaterra (ver mi artículo, "Las Malvinas argentinas", EL DÍA, 29 de abril de 2012); y la salida al mar de Bolivia (dada mi gran pasión por el Derecho Marítimo, rama del Derecho Internacional úblico), en la que está involucrado Chile como país fronterizo y Estado ribereño.

Este esfuerzo de integración regional se materializa como legado de la Cumbre de la Unidad de América Latina y el Caribe, efectuada en México el 23 de febrero de 2010 y la Cumbre Constitutiva de la CELAC, efectuada durante los días 2 y 3 de diciembre de 2011 en Caracas. La CELAC representa hoy para América Latina y el Caribe la incipiente concreción del anhelado instrumento que por décadas reclamaron los pueblos del subcontinente americano. De ahí la esperanza en que con el tiempo, dicho instrumento de integración regional supere los obstáculos sembrados en los pueblos latinoamericanos por las potencias imperiales.

Y nada mejor que las palabras de uno de los principales propulsores de la CELAC para describir este esfuerzo, como es el mensaje escrito enviado al evento por el presidente venezolano, Hugo Chávez Frías, quien, en su mensaje, indicó: "La CELAC es el proyecto de unión política, económica, cultural y social más importante de nuestra historia contemporánea". Al hacer esta categórica afirmación, el presidente venezolano, utilizando palabras del Libertador Simón Bolívar, cataloga este esfuerzo como "la Nación de Repúblicas", al tiempo que advierte: "Todo cuanto hagamos por la unidad no solo estará justificado por la historia sino que, además, se convertirá en el más luminoso legado que podamos dejarle a nuestras generaciones. Igualmente estaremos honrando activamente la memoria de nuestros libertadores y libertadoras. En la CELAC, como quería Bolívar, hemos vuelto a ser una sola patria". La CELAC incluye hoy un conglomerado de seres humanos que alcanza la cifra de 590 millones esparcidos en una superficie que abarca más de 20 millones de kilómetros cuadrados.

De la mano de este acontecimiento, aunque de manera paralela, durante los días 26 y 27 de enero, también se llevó a cabo en la capital chilena la rimera Cumbre América Latina, el Caribe y la Unión Europea. Esta es heredera de lo que hasta ahora fueron las cumbres llevadas a cabo cada dos años a partir de 1999, entre países de América Latina y Europa. De acuerdo con Eduardo Tamayo, el "tema de los acuerdos de libre comercio otra vez estuvo sobre la mesa de la cumbre". Desde el 3 de diciembre de 2012, cuando quedó constituida la CELAC, conforme con el apartado III del documento titulado "rocedimientos para el funcionamiento orgánico de la CELAC", corresponden a este organismo "las atribuciones y la interlocución de la Comunidad con otros países y grupos regionales". Son muy significativas las manifestaciones de Raúl Castro Ruz, mandatario cubano, como nuevo presidente pro témpore del organismo, al señalar: "Nuestra comunidad estará incompleta mientras falte en ella el escaño de uerto Rico, nación hermana genuinamente latinoamericana y caribeña que padece una situación colonial".

Respecto al contencioso histórico entre Bolivia y Chile, por la salida al mar de ese país, tengo que reafirmar que la Tercera Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, firmada en Montego Bay (Jamaica) en 1982, da toda la razón a Bolivia. Así, en la arte V, Zona Económica Exclusiva, del vigente Convenio del Mar (que consta de 320 artículos, divididos en 17 artes principales y 9 Anexos Técnicos), emanado de la citada Conferencia, se refiere en su artículo 69 a los derechos de los Estados sin litoral; y en su artículo 70 a los Estados con situación geográfica desventajosa. Y su artículo 71 se refiere a la inaplicabilidad de los dos anteriores en el caso de un Estado ribereño cuya economía dependa abrumadoramente de la explotación de los recursos vivos de su ZEE.

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