SI GEORGE BIZET hubiese tenido que hacer un casting para elegir a la protagonista de su famosa ópera "Carmen", estoy completamente seguro que la elegida sería Adria Firestone. Una gran mezzosoprano estadounidense de ascendencia italiana, cubana y española, que es la síntesis más completa de ese papel, transgresor, voluble, enamoradizo, y la vez alteradora.

Adria, con su voz de ensueño y su físico exuberante, de cabello negro azabache, y con facciones de raza gitana, es la protagonista perfecta para una de las obras más completas de Bizet, que a pesar de haber sido representada hasta la saciedad, casualmente fue abucheada en su estreno en París, el 3 de marzo de 1875, éxito a lo largo del tiempo del que no pudo disfrutar su autor, pues murió meses después de su estreno.

La Firestone vino a Tenerife a finales de los 90, pero la conocí un verano en Ávila, en una función que se representó en las murallas, en un impresionante escenario de casi 70 metros de ancho por 30 de fondo. Un espectáculo extraordinario en el que había burros, caballos, carros, y una enorme cantidad de atrezo. Para un melómano y entusiasta musical como yo, ver aquella manifestación artística fue un sueño, sobre todo disfrutando de las cigüeñas que merodeaban por el lugar durante la representación. Con un reparto excepcional, Adria fue la protagonista del grandioso éxito de los organizadores y la bella ciudad castellana.

Fue un viaje entrañable. Había estado antes en Ávila, pero mi mujer no, así que nos levantamos temprano para patear la ciudad y conocer los monumentos, paseando como dos novios. En el desayuno, nos encontramos solo a otras dos personas en una mesa, una mujer atractiva sin maquillar y un hombre con coleta. Le dije a mi mujer: "on la Carmen y el Escamillo". No pudimos contenernos y les abordamos. Fueron muy simpáticos. Comentamos que veníamos de Tenerife, y que tenía relación con la ATAO, y fue cuando ella me comentó que tenía compromiso de acudir al Festival de Ópera, así que le di mi tarjeta y nos pusimos a su disposición. Después de la representación fuimos presentados formalmente en la cena con el grupo, y el día antes de nuestra marcha ya estábamos abiertos a una nueva amistad.

Antes de su viaje a la isla me llamó previamente para quedar, por lo que me ofrecí a recogerla en el aeropuerto. Dejó sus bártulos en el hotel, se cambió de ropa, y fuimos a casa a recoger a mi mujer e irnos a comer y enseñarle algo de la isla. Por la tarde, tras descansar un rato, la recogimos para dar un largo paseo por anta Cruz. La gente la miraba, estaba radiante, una auténtica morenaza gitana andaluza. Tras cenar en la avenida de Anaga, paseamos en rato para bajar la comida, y se encontraba tan feliz y contenta que empezó a cantarnos espirituales negros, unas canciones preciosas que nunca olvidaré. Al día siguiente, como buena profesional, se dedicó por entero a los ensayos y preparar la representación. Arrolló de tal manera que el público jamás olvidará aquella Carmen en el Guimerá.

Adria tiene una extensa carrera a sus espaldas. Cantante y actriz de teatro y musicales, ha sido galardonada con importantes premios, habiendo interpretado más de doscientas veces la Carmen, una de ellas para el cine, dirigida por aura. Pero no solo tiene en su repertorio este papel, también ha sido una extraordinaria antuzza de "Cavalleria rusticana", Dalila, Aída, Dulcinea en "El Hombre de La Mancha", y ha cantando ópera española, "El amor brujo" o "La vida breve". Con facilidad para los idiomas, ha cantado en Europa, Asia, Australia y América. En 1995 fue elegida Mujer del Año en el Festival de poleto. Aunque nació en Los Ángeles, se crió en Florida, y actualmente se dedica a organizar eventos para recaudar fondos para niños con problemas. Reparte su tiempo con clases magistrales, talleres y recitales, y dirige la escuela de música, teatro y danza de la Universidad de New Jersey.

En casa la consideramos una mujer extraordinaria, amable, cariñosa, y desprendida, a la cual tuvimos el honor de conocer. Le deseo lo mejor en su vida, y quedará en la historia musical de nuestra tierra como una Carmen que nadie podrá olvidar.

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