1.- Me entregaron en el avión una edición de "El País" con la foto de Chávez moribundo, en el hospital. Y comenté: "Si esta foto es de verdad, el follón que se va a montar en Venezuela será de órdago". Pero resulta que la foto era chimba y "El País" tuvo que recoger la edición y pedir perdón por su frustrada exclusiva mundial. Se la metieron doblada, creo que una agencia llamada Gtres Online. Días antes yo había recibido una foto de Chávez amortajado, o sea que la cosa va de difuntos. Hasta un chiste: se ve a La Muerte, con la guadaña, tocar en la puerta de la habitación donde está Chávez agonizante, pero la señora pregunta por Fidel, que se encuentra allí, velando la agonía del presidente venezolano. Y entonces se oye al anciano dirigente cubano decir: "Fidel es él (señalando a Chávez)". Bueno, total que todo el mundo se equivoca. Siempre cuento cuando mi amigo y compañero Salvador García "mató", en el periódico donde trabajaba, a un vendedor de prensa llamado Esteban, que repartía en el Puerto. Y tituló su obituario: "Adiós, Esteban". Pero el bueno de Esteban no la había diñado, aunque había hecho oposiciones para ello, así que al día siguiente titulamos: "Buenos días, Esteban". Y se zanjó el asunto.

2.- La Red es muy puñetera porque te mandan cosas trucadas. En cierta ocasión, no hace mucho, me enviaron a mí la gráfica de una argentina zarrapastrosa que presidía un acto militar naval, como si fuera en España. Y yo piqué como un pardillo. Tuve que salir al día siguiente pidiendo perdón a los lectores (sólo comenté la fotografía, no la reproduje). Es célebre lo del "Times" -que jamás rectifica-, que publicó el deceso de un lord y no había fallecido; y como el "Times" no se desdice jamás, pues al día siguiente insertó en su sección social una gacetilla con la noticia de su nacimiento.

3.- A mí estas cosas me divierten mucho. Y mira que le dije a Loli en el avión: "Esta foto (la de Chávez) es la leche; si es auténtica la tuvo que sacar un enfermero o un médico del hospital, que se ha forrado". Pues, no. No era auténtica aunque hay que reconocer que lo parecía. Imaginen, de ser cierta, el impacto en la sociedad venezolana, engañada sistemáticamente por un Gobierno sin escrúpulos que juega con la vida y con la muerte de su presidente, ofreciendo a su pueblo noticias equívocas, contradictorias y truculentas. Qué hijo de puta asesorará a estos tipejos para que oculten la verdad a quien tiene que saberla, sea la que sea. Es un asunto típico de las dictaduras; lo mismo jugaron aquí con la vida y la muerte de Franco. Yo estaba en Madrid entonces, muy en el metisaca de aquella información del equipo médico habitual.

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