La sanidad canaria ya había tocado fondo en el año 2008. "¡Ahora a escarbar!", parodiando una ingeniosa frase de los famosos Hermanos Marx. Eran los inicios del paulinato, cuyo presupuesto sanitario ascendía a 2.740 millones de euros, superior en más de 150 millones al presupuestado para el ejercicio de este año 2013. El último dato publicado por la administración sanitaria, y probablemente filtrado, maquillado y manipulado, relativo a la lista de espera sanitaria, correspondiente a junio de 2012, arroja una cifra de 48.045 pacientes, de los cuales 27.184 forman la lista de espera quirúrgica (por aquello del cierre de quirófanos y los intereses del negocio de la sanidad privada) y 20.861 la de especialidades.

En el año 2006, en los prologómenos del paulinato, ascendía la lista de espera a 44.397 personas, de las cuales 23.558 correspondían a lista de espera quirúrgica y, qué casualidad, 20.839, veintidós personas menos que en junio de 2012, a la de especialidades sanitarias.

lama poderosamente la atención el hecho de que la lista de espera en geriatría, dentro de las especialidades, consta de 41 personas, lo que va trágicamente asociado a las defunciones, último dato publicado correspondiente al año 2011 y que incluye 12.421 residentes y 900 extranjeros, o sea, cerca de catorce mil personas fallecidas en Canarias en el año 2011, casi equivalente a la población de municipios como Santa Cruz de a Palma o Güímar, por ejemplo.

Un canario espera una media de 293 días para acceder a los servicios hospitalarios, mientras que en España esa media está en 83 días. Como es fácil concluir, no resulta sencillo rebasar esa barrera que supone la lista de espera y sólo algunos afortunados lo consiguen, pero no termina aquí el sufrimiento ¿Qué ocurre una vez que los pacientes son llamados por los centros sanitarios? Un paciente canario está ingresado entre 15 y 20 días frente a los 7 del resto del Estado español. En cuanto al déficit de profesionales, Canarias está un 15% por debajo de la media estatal. Sin embargo España está entre los países de la OCDE que menos invierten en sanidad con un 8,1 por ciento del producto interior bruto.

as retribuciones del profesional sanitario del sector público son bajas con relación al grado de exigencia, a la responsabilidad a la que está sujeto, a la duración de la jornada laboral, al periodo de aprendizaje y en comparación con los salarios de los profesionales sanitarios de otros países, resultando igualmente poco incentivador para los profesionales el actual régimen retributivo. Según el sindicato Intersindical Canaria, entre enero y junio de 2012 el pseudogobierno de Canarias prescindió de unos 2.000 trabajadores eventuales en Sanidad, disminuyó su salario por encima del 7 por ciento e incrementó la jornada laboral en más de 135 horas anuales, además de la pérdida de más de 17 imprescindibles días libres para la sobrecargada y estresante profesión sanitaria ¡Nuestro más sincero reconocimiento para todos ellos y ellas!

Todo ello contrasta poderosamente con la boyante situación del sector privado sanitario en Canarias, que no para de adquirir y abrir nuevos centros, además de beneficiarse de los sustanciosos y escandalosos convenios con la administación pública, incluyendo pruebas diagnósticas extremadamente rentables como el la resonancia magnética nuclear (RMN) y que, interesadamente, la administración pública cede a la privada. El detrimento interesado de los servicios públicos es inversamente proporcional, por utilizar un símil matemático, a los ingentes beneficios de la privatización de servicios.

El camino a seguir está inventado y actualmente lo están poniendo en práctica otros abnegados profesionales sanitarios, los madrileños, que, después de resistir en huelga indefinida más de tres semanas, se han echado a la calle en contra de la decisión, también interesada, del Gobierno del Partido Impopular, que ganó las elecciones prometiendo que no tocaría los servicios públicos, como la sanidad y la educación.

El Movimiento UPC defiende incrementar el gasto sanitario hasta el doce por ciento del Producto Interior Bruto, alineándonos con las naciones más prósperas. Téngase en cuenta que el PIB de Canarias correspondiente al año 2011 ascendió a 41.860 millones de euros, con una tasa de variación interanual del 2,6 por ciento, lo que algunos gobiernos aprovechan para hacer caja con la excusa de la crisis, recortando los servicios públicos ante la presión de los mercados. Por ejemplo, el presidente de CEOE de Tenerife, José Carlos Francisco, considera que la administración autonómica canaria debería prescindir de unos 5.000 empleados públicos en 2013 para ajustarse a la reducción de las aportaciones del presupuesto del Estado o reducir a 27 los municipios en Canarias para que puedan ser eficientes.