1.- Me contaba Lorencito Bruno, paz descanse, que una vez invitaron los próceres tinerfeños a César González-Ruano a dar dos conferencias en la isla. Venía acompañado de su presunta señora, que no era más que una meretriz de un cabaret de Madrid, eso sí con mucho porte y abrigo de visón, repeinada de peluquería y alguna joya procedente del bolsillo de cualquier amigo pudiente. La paseó César por todas partes e, incluso, una de las señoras de los anfitriones le entregó un ramo de rosas a pie del "Superconstellation" que los depositó en Los Rodeos. Todo fue de maravilla, la meretriz se comportó como una señora y nadie tuvo queja del escritor y de su presunta esposa, hasta que alguien se fue de la lengua y empezó a correr el rumor de que aquella no era la señora de González-Ruano sino "otra". El disgusto que se originó en la rancia sociedad de entonces fue tremendo. Lorencito Bruno ironizaba dando los nombres de las señoras que saludaron de beso a la cabaretera y que habían elogiado su finura y su interesante conversación. Se veía que la acompañante del escritor era una perfecta dama de alquiler, que hizo a Tenerife el viaje de su vida. 2.- En sus artículos diarios y en sus magníficos obituarios, César González-Ruano nombró algunas veces a Tenerife y a sus personajes. Cuando era corresponsal en París, el escritor, que se decía descendiente del famoso cornudo (apunto yo esta circunstancia) marqués de Casa-Cagigal, que había sido capitán general de Canarias, había trabado cierta amistad con Óscar Domínguez, a quien cedió su apartamento cuando el periodista dejó la capital francesa. Cuando murió Óscar, Ruano le dedicó una espléndida nota, contenida en las "Necrológicas", editadas por la Fundación Mapfre Vida. Un experto en la obra de Ruano es Miguel Pardeza, doctor en Periodismo y director deportivo del Real Madrid. No sé si ustedes sabían esto.

3.- Volviendo a las estancias de González-Ruano en Tenerife, dos de sus más asiduos fueron Isidoro Luz y Cárpenter, alcalde del Puerto de la Cruz y presidente del Cabildo, y Luis Álvarez Cruz, periodista de El Día. Gustaba César alojarse en el hotel Miramar del Puerto de la Cruz, que luego dirigió mi padre y que era -y es- propiedad de la familia Luz Cárpenter. Allí se tomaba los whiskies, cada tarde, con los nombrados y, si coincidían, con don Mariano Daranas, otro gran periodista tinerfeño afincado en Madrid; y con Ataúlfo García Asenjo, igualmente periodista, que publicó mi primera crónica en "As", tras llamar por teléfono -por conferencia, se decía antes- a su director, me parece que Luis Montiel. Tengo que agradecer a quien corresponda que me haya dotado de tan buena memoria, ¿no creen?

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