El sistema energético español podría lograr un ahorro en tecnología de cerca de 16.500 millones de euros hasta 2030 si apostara por la I+D (investigación más desarrollo), según un informe de Economics for Energy.

Este informe, denominado "Innovación en energía en España. Análisis y recomendaciones", fue elaborado por el Instituto de Investigación Tecnológica de la Universidad Pontificia Comillas y el Belfer Center for Science and International Affairs de la Harvard Kennedy School.

Sobre la referencia del horizonte temporal de 2030, el informe indica que el máximo ahorro puede alcanzarse en la producción de energía fotovoltaica, con un potencial recorte de los costes de 8.000 millones de euros, frente a los 4.500 millones de la tecnología de captura y secuestro del dióxido de carbono (CO2).

Los biocombustibles y la energía solar alcanzan niveles cercanos a los 3.000 millones de euros para las estimaciones de máximo ahorro, mientras que las centrales de generación de gas y la energía eólica presentan un potencial inferior, por debajo de los 1.000 millones.

El informe de ambos centros universitarios indica, además, que el ahorro alcanzado puede llegar a representar 70 veces la inversión efectuada, como es el caso de la energía solar térmica de concentración.

La tecnología de la energía fotovoltaica y los biocombustibles pueden alcanzar también retornos muy significativos, de hasta 50 y 45 veces la inversión, respectivamente, a tenor de los datos divulgados en la jornada de ayer.

Los retornos de la eólica rondan 14 veces la inversión aproximadamente la inversión, según Economics for Energy.

El informe considera, además, que la modificación de las políticas energéticas por parte de las administraciones públicas podría situar a España como líder de innovación en el sector a nivel mundial.

Por este motivo, Economics for Energy reclama un papel "más activo, completo y flexible de la administración pública para ganar competitividad".

En esa línea, los autores de la investigación aseguran que España "tiene el potencial necesario para convertirse en líder en innovación energética a nivel mundial" en los próximos 18 años.

Para conseguir el mencionado parámetro de liderazgo, es necesario que las políticas de las administraciones públicas se reactiven con medidas "más completas y flexibles".

Desde los promotores del informe se estima que, entre las intervenciones apropiadas para encauzar el cambio de modelo energético y la apuesta por la investigación y el desarrollo, se debe incluir "un seguimiento más exhaustivo a los proyectos subvencionados" por los citados organismos del sector público.

Otra de las sugerencias planteadas en el estudio del Instituto de Investigación Tecnológica de la Universidad Pontificia de Comillas y el Belfer Center of Science and International Affairs de la Harvard Kennedy School consiste en establecer incentivos a la I+D en la regulación del sector eléctrico, así como estipular mecanismos de apoyo a los emprendedores innovadores en el sector. Además, como mecanismo para obtener objetivos progresivamente, se aconseja "crear una agenda estratégica que priorice tecnologías por las que apostar de manera decidida".