Referente durante décadas de nuestros grupos e iniciativas particulares para la adquisición de las telas con las que confeccionar los disfraces para el Carnaval y enfilados irremediablemente hacia las fechas, este año muy tempraneras, en las que explotaran las esperadas y deseadas fiestas, se acelera el trapicheo y la valoración de calidades, tendencias, modas y diseños con los que dar a toda prisa cuerpo o forma al traje para la ilusión de este año. Pero, salvo algunos rezagados, más bien esta labor de diseño, elección y costura terminó hace tiempo.

Hoy todo se planifica con bastantes meses de antelación, quizás ahora estemos en las fases finales con los toques y remates de última hora. Las fantasías de las aspirantes a reina, las de las rondallas, comparsas, murgas, asociaciones, etc. ya están más que masticadas y casi terminadas. Mucho trabajo detrás y, a excepción de detalles y complementos aquí o allá, la tienda facturó la mayoría de sus pedidos porque el pistoletazo de salida sonará en breve.

El pescado está servido, porque ya nada es igual que antes. Para empezar, es que ni un kilo es un kilo. Pesa más. De las tres magnitudes básicas para todos los sistemas de medida (masa, espacio y tiempo, aparte de la temperatura), solo una queda definida como se hizo a finales del XIX: con un bloque de platino, cuyo original se conserva en París. Las otras se han ido redefiniendo en función de constantes físico-químicas de la naturaleza, pero la arbitrariedad del kilogramo no ha encontrado un equivalente que convenza a los científicos. El problema es que el cilindro de platino que lo define ya no pesa un kilo: ha engordado.

En verdad, en el mundo no hay solo un patrón de un kilo. Cuando se estableció esta unidad, en 1875, se hicieron una serie de copias homologadas que se repartieron por distintos países. A eino Unido llegó la 18, y es con esa con la que ha hecho un estudio la Universidad de Newcastle, que publica la revista Metrologia.

Usando un complicado equipo de espectroscopia de fotoelectrones emitidos por rayos X (XPS por sus siglas en inglés) han descubierto que el cilindro pesa en verdad algo más de un kilo. No es mucho, apenas unos microgramos (millonésimas de gramo), pero la importancia de la unidad de masa es tanta que eso obliga a reequilibrarla.

La causa de la desviación no es que el platino de que está hecho el modelo engorde. Pero en su siglo y cuarto de existencia, y pese a las condiciones tan estrictas de conservación, ha acumulado contaminantes en su superficie. Se calcula que, al menos el caso estudiado, estas son poco menos de 100 microgramos (0,1 miligramos), pero no se sabe qué ha pasado con las demás copias. Si, como es de suponer, todas han sufrido procesos similares, el mundo tendría ahora una veintena de patrones de un kilo, todos pesando algo diferente.

Identificado el problema, los científicos se han planteado cómo adelgazar los modelos. Y la solución causaría envidia a los que estén preocupados por los kilos de más que hayan adquirido estas Navidades: se trata de someter las piezas a una sesión de rayos UVA. La idea es que la combinación de una radiación ultravioleta junto con una exposición a ozono pueda disolver los compuestos, sobre todo a base de carbono, que se encuentran en la superficie, y devolver los patrones a su peso ideal. Y nunca mejor dicho: 1.000 (y añádanse todos los ceros que se quiera) gramos. Ni un ápice más o menos.

¡Todo cambió! Lo repite el estribillo de la canción de Celtas Cortos: "Hoy no queda casi nadie de los de antes y los que quedan han cambiado". Nada que ver con cuando, en los sesenta, D. Antonio Laverny empezó a medir extendiendo su metro.

ecuerdo que mi padre, D. José Infante, inauguro en ese mismo tiempo una tienda en ambla Pulido que se llamaba "Almacenes El Kilo". También incluso se vendían telas, aunque sobre todo ropa por peso, claro, después se le puso "Almacenes El Peso".

Actualmente los tejidos de veinte mil composiciones, combinados y texturas diferentes se eligen mediante catálogos, con representantes, y se piden directamente a sus respectivos puntos de origen. En ocasiones, pasando del Kilo. Los disfraces vienen de China y en este año, especialmente, de la India por cuatro perras -eso sí, no llegas a la siguiente noche sin que alguna te rompa la gasa- y no compensan las trabajeras.

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