1.- Este año, el jurado del Premio Leoncio Rodríguez de Periodismo, del que tengo el honor de formar parte desde hace más de una década, ha distinguido a un periodista de esta casa, Jorge Dávila. Un periodista que trabajó conmigo en "La Gaceta" y que ha pasado por todas las secciones de un periódico, entre ellas deportes, sucesos y cultura. El trabajo se refiere a unas declaraciones antiguas de Robert Bragg, copiloto del avión de Pan American accidentado en Los Rodeos el 27 de marzo de 1977, embestido violentamente por otro "Jumbo" de la holandesa KLM. Bragg volvió años más tarde a Tenerife y mantuvo una interesante conversación con Dávila que se encontraba prisionera en una vieja grabadora; y Jorge la liberó para presentarla al premio de periodismo, que ganó. No descubro secretos del jurado si digo que el reportaje gustó a todos sus miembros, aunque dos de ellos -el presidente, José Rodríguez Ramírez, y el secretario, Julio Rodríguez de la Plata- se abstuvieron en la votación, ya que Dávila es miembro de la plantilla de esta casa. Los demás votamos por unanimidad el trabajo presentado.

2.- El reportaje de Jorge Dávila me pareció impecable, tanto en la forma como en el fondo. Una grabadora olvidada, un tema absorbido por la historia. Una vez paseaba yo por Madrid y, en un contenedor de basura, en la calle Conde de Xiquena (allí nació César González-Ruano), encontré un tambor de cinta magnetofónica antiguo, que recuperé. Cuando llegué a Tenerife conseguí hallar un reproductor que me revelara los secretos de aquella cinta y cuál no sería mi sorpresa cuando comprobé que en ella se encontraban cautivas las voces de Adolfo Suárez, Íñigo Cavero, Rodríguez Sahagún y otros líderes de la vieja UCD, que discutían en un comité ejecutivo del partido. El suceso, ya lejano, mereció que Pepe Oneto se ocupara de ello en la revista "Tiempo".

3.- Cuántas voces como éstas no estarán atrapadas en el tiempo. Bragg, que regresó a Tenerife, ya jubilado, mucho tiempo después de aquel suceso, encontró en la pista del aeropuerto, que recorrió, el anclaje de uno de los sillones de su avión. Muchos años después del accidente del "P 3 Orion" americano en El Hierro, en los 70, cuando seguía, de noche, a un submarino soviético, yo recogí en la curva del Mocanal, en La Frontera, pedazos del fuselaje del avión siniestrado. Con parte de esos restos alguien construyó un tambor que suena en cada Bajada de la Virgen. Que viva el reciclaje. Felicito a Jorge por su trabajo. Esto sí que es periodismo. Dije, tras la concesión del premio, que el texto debería ser estudiado en la endogámica Facultad de Ciencias de la información. O como se llame.

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