Me afirman que Rajoy ha dicho: "Ya me he puesto a estudiar inglés. Pero siendo eso importante, creo que se puede ser idiota en cuatro idiomas".

Si piensan ustedes que me ha impresionado la segunda parte del fragmento se equivocan de medio a medio. Eso de ser idiota en cuatro idiomas no me preocupa lo más mínimo. Lo que sí me llena de zozobra es que el mandamás (¿) de España se empeñe en conseguir una cosa tan trivial como estudiar inglés. Es una pérdida de tiempo monumental porque, dentro de poco, todos sabremos inglés correctamente y sin necesidad de estudiarlo. Ya se están encargando de ello los periódicos y revistas, en los que aparecen tantas palabras en el idioma de Churchill (o de Shakespeare) que cada vez entiendo menos lo que leo.

Tomo un ejemplar de la revista "agazine" y comienzo a ojearla para que no se diga. Copiaré para ustedes algunas frases que he podido leer allí: "e regaló un Fiker Karma". Y me veo obligado a preguntar a mi sobrino qué es un Fiker Karma. Sigo leyendo y me encuentro con esto: "Fichó por la estrella de r& Usher". Poco después veo: "Son los llamados Beliebers". Y seguidamente esto: "Gracias a las redes sociales y a You Tube...". Un poquitín más adelante encuentro: "Twitter echa humo cada vez que manda un mensaje".

Voy a ver si cambiando de página... pero no. Lo primero que me encuentro es esto: "Necesito el Twitter y Facebok". Vuelta a cambiar de página. "En el squiline, entre muros de piedra y ladrillo...". Se habla luego de unos niños y se dice: "Corren a jugar con su Play Station". (Aquí no puedo evitar el recuerdo del trompo y los boliches). Vuelvo a leer: "Con este vok de base plana no hace falta que...".

-No te preocupes, tío; estas son las cosas de la cibernética.

-Pero yo no sé lo que es la cibernética.

No sigo; no pudo seguir. No entra en mis cálculos aprender inglés; y menos a la fuerza. ¿Debo felicitar al señor Rajoy por su atrevimiento? Si fuera tan atrevido para entender otras cosas...

Dejo a los ingleses en paz pero no el asunto lingüístico. En la portada de otra revista se me permite leer esto: "España tiene aún una buena imagen en Alemania que amenaza con deteriorarse". Lo escribo con negrita porque creo que vale la pena. Y aprovecho para preguntarme: ¿Qué es lo que va a deteriorarse, Alemania o la buena imagen de España? Lo pregunto porque tengo entendido que el relativo que ha de relacionarse siempre con su antecedente. Y me parece a mí que el antecedente en este caso es Alemania, que está a su lado, y no la buena imagen de España. Eso me creo. Y puede ser este un buen ejemplo de lo que es anfibología.

-Y eso de anfibología ¿qué es?

-Un fenómeno literario (o gramatical, como quieras) que consiste en escribir una frase con las palabras colocadas de tal modo que no las entienda ni el médico chino.

-¿Cómo la hubieras escrito tú, tío Carlos?

-Así: "España tiene en Alemania una buena imagen que amenaza deteriorarse". En esta frase, el relativo que tiene por antecedente la palabra imagen. Parece lo mismo, pero no lo es.

-¡Caramba¡ A buenas horas vengo yo a saber lo que significa la palabra anfibología.

-Lo peor no es que lo ignores tú, sino que lo desconozcan muchos escritores y periodistas. Acabas de verlo, sobrino.

-Contéstame, tío. ¿Tú crees que en Francia, Inglaterra, Italia y Alemania existe esto de la anfibología? ¿Incluso en Finlandia, Suecia y Noruega?

-Lo que no creo que haya es mequetrefes tan preguntones como tú. Déjame respirar, Lolo.