La huelga de la sanidad madrileña ha desatado la polémica, dado que se ha venido diciendo por parte de las autoridades sanitarias que lo que se va a hacer es que ciertos hospitales y centros de salud se gestionarán con un modelo de empresa privada, lo que puede sonar hasta bien, pero nos viene a la memoria un sinfín de empresas privadas, bancos, compañías aéreas... que han entrado en quiebra por la gestión que se ha hecho desde dentro de los que estaban al frente .

O sea que gestionar empresas publicas con métodos de gestión privada ni es ni será la panacea. o que habrá que hacer es animar para que la gestión sea pública. Desde lo público degradar la gestión para que se asuma por agentes externos no solo es el fracaso de una política sino la negación en si de la misma política.

Además, el modelo que se va a poner por parte del Partido Popular, y desde hace 16 años en Valencia, según manifiestan lo que han investigado el proceso este, es "una suerte de artefacto" que se beneficia pura y exclusivamente de fondos públicos.

El modelo valenciano, que está gestionados por dos empresas privadas, obtiene el grueso de sus ingresos del dinero que les proveen las diferentes Consejerías de Sanidad. Empresas que han obtenido beneficios millonarios (para eso están) que luego no se trasladan a los contribuyentes, sino a los accionistas de tales empresas.

Se alega también que la sanidad privada es mas barata que la pública; pero si seguimos con el ejemplo valenciano, donde se alega que el costo por habitante en la privada es 441 euros frente a los 600 en la pública, ya en el pasado año estas empresas requieren de la sanidad valenciana un canon de 639 euros por habitante y año.

a sanidad es un bien público y que extiende sus competencias cada vez más; la sanidad pública no debe ser nunca un negocio y será siempre deficitaria en términos economicistas, pero no en los servicios que debe prestar a todos los ciudadanos por igual, sin desvíos ni preferencias.

Donde está lo privado florece el negocio, donde está lo publico prevalece el bien general. Si lo público ha hecho aguas en ciertos estamentos, como la sanidad, por mala gestión, lo que habrá que corregir es esa mala gestión, pero nunca a través del bluf de la privatización, porque con ello lo que se pone en venta no es este o aquel servicio sino el sentido de lo político y de lo público, propiciado precisamente por los que tienen la obligación de potenciarlo