Pasada la Cabalgata, desde mi punto de vista necesita:

1.- Que nos sensibilicemos de la importancia de la seguridad para imposibilitar accidentes alrededor de las carrozas o sucesos de atropellos como el acaecido en Málaga, ¡Dios nos libre!, porque los chiquillos siguen tirándose en tromba, mira tú, por simples caramelos cuando los de los Liqui Liquis son de mejor calidad.

2.- Que los servicios municipales de limpieza no vayan justo detrás, pisándoles los talones a los Reyes Magos. En el caso concreto de la Cabalgata de Santa Cruz, pero por ejemplo también en la de Güímar, es como si estuvieran persiguiendo al pobre Baltasar, y lo digo porque a muchos padres y madres ni les dio tiempo de quitar la silla vieja mal colocada en la acera y porque casi les levantan al niño que estaba encima.

3.- Contratar al helicóptero "negro, chiquito y moderno" de Adeje, porque esos mismos aparatos son los que vuelan entre los rascacielos de Nueva York y aterrizan en la Super Bowl. No creo que tuvieran problemas para posarse con precisión quirúrgica, sin salirse del círculo central del campo. De todos modos, si no, que contraten paracaidistas para que salten desde una avioneta, parapentistas o alas deltas que se tiren desde Los Campitos).

No había más que darse una vuelta por La Laguna o Santa Cruz. ¡Tremendo follón! ocos compraban detalles de última hora, pero ganas de fiesta sí que tenía el personal. Otras veces he andado por el Mercado Nuestra Señora de África, en concreto este año se me ocurrió meterme por el Callejón del Combate. Tropecientas mil personas, oé, oé, oé. Como en Carnavales, antiguamente, por el Corinto. Teóricamente un pitote humano de gente pija con los deberes cumplidos, aunque ni una cosa ni la otra. Estábamos bastantes pringados, desde el colega epe Moreno, hasta Bermúdez, Dámaso o Daswani, estos un poco desviados hacia abajo, en el Castafiore. En La Noria, piberío, con su parafernalia de "pumba, pumba" y las omnipresentes bolsas de plástico con papas fritas y vodka, apalancadas en el murito.

Volví al Castafiori, enfrente de la iglesia de san Francisco, donde hacia media hora había actuado un grupo. Me planté cerca de una solitaria mesa cilíndrica, el alcalde custodiaba entre un fuego virtual un vaso de líquido amarillo -tendría que haber sido blanquiazul- bañado en cubitos de hielo transparentes. Mirando al infinito. El primer edil meditaba en solitario. Murmuraba y creí percibir palabras, primero una retahíla sobre lo que para él había sido un año difícil para la capital. Sus ojos subían y bajaban por instantes, como poseído, y ahora lo entendí mejor, con mayor nitidez. Articuló literalmente: "Han sobrevenido numerosos e importantes asuntos, como el problema con Emmasa, la sentencia de Las Teresitas, la dimisión del primer teniente de alcalde Julio érez, las trabas de Costas y el retraso de la escollera de San Andrés, el problema de los desahucios y el enfrentamiento con Bankia, el fuera de ordenación, el retraso del proyecto del arque Viera y Clavijo, la crisis de la cooperativa Mararía..." .

Replicaba sin detenerse y, en un momento determinado, levantó la voz, como sobresaltado de que CC, a lo largo de los años, no haya pagado nunca ni a la ciudad ni a la aglomeración ni a la isla, y entonces, quizás de manera inconsciente y en un impulso que debía proceder del hipotálamo, pegó un tremendo bote en su taburete y gritó: "Me da igual que sea Gobierno de Canarias o Gobierno de España". or supuesto, todos miraron. Daswani hábilmente aprovechó para irse como un tiro al baño barato; Dámaso, apesadumbrado, le puso la mano en el hombro aunque el exvicepresidente del Cabildo continuó perdido en su mirada.

Volvió a mascullar frases: "Lo del censo del INE, remarcando que Santa Cruz de Tenerife ha perdido 15.300 habitantes es indignante, ha sido un golpe contra esta ciudad de perjuicios incalculables. De un año para otro es imposible que haya desaparecido el 6% de la población. No quiero ni pensar que hay una mano negra, pero si la hay la vamos desenmascarar. Eso le puede costar al Ayuntamiento millones de euros en ingresos tanto del Estado como de la Comunidad Autónoma, ya que el parámetro de población es el principal a la hora de los repartos de la Carta Municipal y el resto de fondos públicos".

Yo amanecí en una churrería, y me pareció que el era uno de los que atendía.

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