Han sobrado voluntarios para recordarle a Paulino Rivero cuántas veces ha prometido generar decenas de miles de empleos sin cumplir nada de nada. Algo sobre lo que no merece la pena incidir salvo para apuntar, con toda modestia, que no estamos ante un asunto de matemáticas sino de aritmética; una rama bastante sencilla de las matemáticas.

Escribo esto porque sin salir de las cuatro reglas -en realidad es suficiente con sumar y restar, pero dejémoslo en cuatro- existe no solo una sino al menos un par de acciones políticas -o de gobierno- para conseguir que 80.000 canarios encuentren trabajo en los próximos años. Una es lograr que emigren. Tanta gente haciendo la maleta puede parecernos una nueva y excesiva diáspora, desde luego, pero no olvidemos que ya hay 50.000 españoles trabajando en Alemania. Y eso, lo recordaba hace un par de días, solo en dos o tres años. Como el proyecto de Paulino tiene casi una década por delante hay tiempo para materializar grandes hazañas; o absurdas quimeras.

Otra forma de generar trabajo masivo es utilizar esos 22.000 millones de euros que Rivero y compañía piensan conseguir de Europa -he visto cartas a los Reyes Magos bastante menos ilusas, sobre todo con Merkel igual de tacaña que siempre- para restaurar la planta hotelera y reavivar el sector de la construcción. Me imagino lo que le han dicho a Rivero en la sede de Presidencia de Santa Cruz, porque el que se lo ha dicho rara vez va a Las Palmas. "La construcción, Paulino; la construcción es la salida. Se han perdido cien mil empleos en el sector. ay que poner esto en marcha otra vez como sea. La construcción de viviendas, Paulino, porque las obras públicas dan poco trabajo. Eso sirve para los negocios, que también son necesarios, pero no crean empleo porque las carreteras las hacen las máquinas."

Una cantinela nada original y mucho menos realizable, incluso aunque el Gobierno de Canarias, sea el que sea, consiga esa ingente cantidad de dinero europeo. Unos fondos que habría que invertir en la rehabilitación de la planta hotelera, porque viviendas en sí mismas no es que sobren -al contrario; cada vez hay más chabolistas- pero nadie tiene dinero para comprarlas. Por lo tanto, otra monserga de político agotado y agostado. Ahora bien, ¿qué hoteles? ¿Los del Puerto de la Cruz? La otrora pujante ciudad turística hace tiempo que está contra el suelo. Los establecimientos cuyos propietarios han podido renovarlos ya están rehabilitados. Y los que no, no ven la hora de cerrar. Dramático pero real. En cuanto al resto de la planta turística, existe bastante más de lo que pueden soportar estas Islas. Una parte de esos edificios son nuevos o relativamente recientes; algunos más pueden aguantar unos cuantos años sin caer en la cutrez; y los que están para meterles la piqueta también tendrán que seguir en pie porque pocos son los empresarios dispuestos a arriesgarse en estas circunstancias.

Todo esto lo sabe Rivero sin necesidad de que nadie se lo diga. Lo sabe pero se entrega a fantasías no por afán de engañar, aunque a él tampoco le quita el sueño vender motos sin ruedas, sino porque no tiene otro clavo ardiendo al que agarrarse como máximo responsable de una de las comunidades más desempleadas del más desempleado de los países europeos.

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