1.- Por primera vez en 43 años de profesión me atreví a llevar a cuatro niños al plató de El Día Televisión para hablar de los Reyes Magos, en los que ellos -y yo- creemos a pie juntillas. Entrevistar a los niños es extremadamente difícil, porque su sinceridad puede desconcertar a un adulto, por mucha experiencia que éste tenga en tratar a personajes de todo tipo. Los niños, cuyos padres y madres asistieron a la grabación del programa, eran , Marta García Sampedro, Laura González de Mesa Zárate y Marta Díaz Martín. El primero tiene casi nueve años y las demás diez, o a punto de cumplirlos. Posiblemente, en el caso de ellas, será el último año que vivan esa ilusión especial que genera la certeza de la existencia mágica de esos tres seres que tanta alegría reparten cada seis de enero. Si los Reyes Magos no existieran de verdad, habría que inventarlos. Les planteé mis dudas tradicionales, entre ellas cómo llegan los tres magos a tantos hogares a la vez; y ellos me confesaron las suyas: si los que participan en la cabalgata eran los de verdad o unos impostores. Pero luego la conversación giró en torno a la música, a deliciosos secretos infantiles e, incluso, hacia los primeros amores. Fue muy bonito. Y agradezco a mi compañera Marian Moragas su colaboración en el plató.

2.- Como ustedes habrán visto el programa anoche, o lo verán hoy y mañana, que se repite, no lo voy a destripar demasiado. Cuando los niños no entienden la ubicuidad de los tres estrafalarios personajes que adoraron a Jesús, lo atribuyen al carácter mágico de su existencia. Es lo más fácil, pero también lo más hermoso. Resultó emocionante escuchar sus brotes de deliciosa ingenuidad y, en el caso de los cuatro, lo bien que están siendo educados. Pitágoras dijo: "Educa a los niños y no será necesario castigar a los hombres". Y tenía razón. Da gusto tratar con familias que están trabajando tan bien para que sus hijos se labren un futuro.

3.- Fueron especialmente sinceros -los cuatro son alumnos del Colegio Alemán- en la consideración de sus profesores, a los que dedicaron elogios. Pero la opinión de los cuatro fue unánime: "Los alemanes son más antipáticos que los españoles". Confieso que esta entrevista, que se me ocurrió un día reflexionando sobre las ilusiones infantiles, me llenó de satisfacción personal. A uno de los padres, antes de la grabación, le dije: "Esto puede salir bien o acabar como el rosario de la aurora". Qué va, salió del diez. Espero que esta noche Sergio Hernández de León, es decir, Melchor, me haga el favor de afuchar el camello por fuera de la Clínica Parque para que Marta, Laura, la otra Marta y Ramón puedan saludarlo en persona. Los chiquillos me apostaron 35 euros a que no lo conseguiría. Sergio, no me arruines la noche de Reyes.

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