Venezuela mira con preocupación la evolución física de Hugo Chávez, presidente electo hasta que vuelva a asumir el cargo el 10 de este mes tras haber ganado las elecciones presidenciales celebradas el 7 de octubre del año pasado.

Su Gobierno evitó dar detalles del cáncer que se le diagnosticó a mediados de 2011 y que se llegó a dar por controlado, pero la enfermedad reapareció y a finales de 2012 admitió que necesitaba tratamiento adicional para combatirlo, lo que le obligó a viajar de nuevo a La Habana, Cuba, donde había sido tratado para someterlo de nuevo a otra operación.

De eso hace ya más de 20 días y Chávez sigue allí. La incertidumbre sobre si será capaz de volver a Caracas a tiempo para jurar el cargo de presidente el 10 de este mes abre dudas tanto entre los que apoyan su proyecto socialista de carácter revolucionario, tal y como se define desde las filas del chavismo, como entre sus opositores, a quienes la enfermedad del líder venezolano brinda la oportunidad de cuestionar su idoneidad para que, en sus condiciones físicas, se comprometa a gobernar el país los próximos seis años, que es la duración del periodo legislativo.

En las últimas semanas ha habido todo tipo de informaciones y especulaciones sobre el asunto. Se ha hablado desde la posibilidad de un coma inducido hasta que su estado de salud es estable y que ofrece posibilidades de mejorar. Las contradicciones entre unas versiones y otras, llenas de matices, preocupan en la calle.

Contrasta en las últimas horas el optimismo con el que el vicepresidente venezolano Nicolás Maduro se refirió al asunto, cuando aseguró desde La Habana que Chávez le había apretado la mano con "una fuerza gigantesca" al responder a su saludo durante una conversación que sostuvieron con la preocupación que expresó el presidente de Bolivia, Evo Morales, sobre la salud del mandatario venezolano, que tildó de "muy preocupante" al tiempo que deseó que sus oraciones ayuden a "salvar la vida" del gobernante.

El ciudadano común es consciente de que de la salud de Chávez depende en muy gran medida la estabilidad del país, mientras los principales dirigentes del bando oficialista estudian escenarios que van desde trasladar a la cúpula del Tribunal Supremo de Justicia -la máxima autoridad judicial del país- a La Habana para que Chávez pueda asumir el cargo sin salir de Cuba hasta la posible postergación sin fecha de la ceremonia.

Por supuesto, la oposición rechaza ambas posibilidades e insiste en que la toma de posesión debe tener lugar el día marcado por la ley y en el territorio venezolano.

De hecho, los partidos que integran la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) -el frente político común contra el chavismo, cuyo líder más destacado es Henrique Capriles, que perdió las últimas elecciones- se reunirán en los próximos días para analizar cuál será su estrategia política en caso de que Chávez finalmente no pueda jurar de nuevo el cargo, informó ayer Europa Press desde Caracas.

El diputado opositor Enrique Márquez defendió que se tratará de un debate "sereno" basado en el desarrollo de los acontecimientos -informó el periódico venezolano La Verdad-, mientras que el MUD subrayó que "no se prestará para la guerra de rumores" sobre la salud de Chávez.

de enero es la fecha prevista por la Constitución venezolana para que el vencedor de las elecciones tome posesión del cargo.

¿Qué marca la Constitución? La jefa del Departamento de Ciencias Jurídicas de la Escuela de Administración de la Universidad Central de Venezuela, Milagros López, explica, con la Constitución venezolana en la mano, que el candidato elegido debe tomar posesión del cargo "el 10 de enero" ante la Asamblea Nacional, fecha señalada de forma textual, por lo que tiene dudas sobre la posibilidad legal para cambiar un plazo establecido de manera expresa. "No es una orientación, es un mandato concreto", dice. Además, la Constitución define cuáles son las faltas "absolutas" del presidente (muerte, renuncia, destitución, incapacidad física o mental certificada por una junta médica, abandono del cargo o revocatoria del mandato). Si esta situación surge antes de tomar posesión, explica López, se procederá a una nueva elección y, mientras tanto, asumirá el cargo el presidente de la Asamblea Nacional. Si la falta absoluta ocurre en los primeros cuatro años del período constitucional se procederá a una nueva elección y hasta que las urnas designen al sucesor, el vicepresidente Ejecutivo se hará cargo del Gobierno, pero si tiene lugar en los últimos dos años, el vicepresidente Ejecutivo asumirá la Presidencia.