Mucho me temo que no. Sobre todo, por la devastadora crisis económica en la que nos ha sumido esa España colonialista, decrépita y decadente -repito una vez más-, a la que estamos sometidos por "derechos de conquista" desde hace seis siglos. Es más, creo firmemente que hasta que esa madrastra arbitraria no descolonice Canarias (cumpliendo el mandato de la Resolución 1514 de la ONU), seguiremos siendo ciudadanos de segunda, o de tercera, de ese artificial Estado español, en plena descomposición. Y como consecuencia de ese modelo colonial, impuesto por la fuerza de las armas, seguiremos dependiendo del exterior, hasta el extremo insospechado de no tener siquiera la tan necesaria e imprescindible soberanía alimentaria.

Y para colmo, padeciendo una insoportable fauna política, que solo mira para sus propios intereses, y a unos especímenes empresariales -salvo raras y honrosas excepciones- sin preparación, que no dan la talla y dejan mucho que desear; y que sirven de correa de transmisión siendo colaboradores necesarios del feroz y depredador colonialismo español, que les permite, por razones obvias, seguir manteniendo sus puestos y disfrutando de sus prebendas y privilegios. Eso, sin contar con el espectro político verdaderamente nacionalista, completamente atomizado en un incomestible potaje de siglas; y con unos líderes, ¡autoproclamados!, que siguen creyéndose importantes, aunque son incapaces -ya lo fue el megalómano de Antonio Cubillo (q.e.p.d.)- de aglutinar y cohesionar una alternativa independentista seria, coherente y creíble. Desnortados, y perdidos en discusiones bizantinas, y enzarzados en un estéril y disgregador debate ideológico, ¡¡que no toca ahora!!

A todo ello hay que sumar una pseudo burguesía, pusilánime y timorata, sumisa y dependiente, que a fecha de hoy ha sido incapaz de liderar el movimiento emancipador de Canarias, como han hecho históricamente todas las burguesías, latinoamericanas fundamentalmente, que contaron, como ahora posee la canaria, con los medios económicos y con los cuadros dirigentes. Pero esa burguesía canaria (agrícola y mercantilista), parece estar muy a gusto siendo siervos de España; hasta el punto de que significados políticos y dirigentes empresariales se muestran proclives a continuar siendo comparsas de España en el degradante y obsoleto "status quo" actual.

Como ejemplos paradigmáticos de lo que digo, ahí están dos paisanos míos de La Gomera: un significativo empresario a quien admiro, que hizo su fortuna en Venezuela trabajando honrada y duramente; y un político aferrado al cargo, que ha hecho su fortuna no se sabe cómo, por el que siento auténtica vergüenza ajena. Se trata, en primer lugar, de Antonio Plasencia, nacido en Playa Santiago, un laborioso y emprendedor constructor, presidente de Fepeco que, con su promotora Puntalarga, ha hecho muchísimo por el desarrollo del municipio de Candelaria, y de Tenerife en general. Este empresario fue entrevistado hace unas semanas por un periodista de esta Casa en la que contestó a un variado cuestionario. Pues bien, a la pregunta "¿Qué piensa del independentismo canario?, el presidente de la patronal de la construcción de Tenerife contestó la siguiente "boutade": "Soy independentista, aunque dentro de España". Frase que se comenta por si sola, y que da idea de la "clarividencia" y visión de futuro de Antonio Plasencia; uno de los más importantes empresarios de nuestro Archipiélago, pero que se conforma con ser subcontratista de las obras adjudicadas a empresas españolas.

Y en segundo lugar, tenemos al presidente del Cabildo insular, el tal Casimiro Curbelo, con una inequívoca y reveladora tipología y fisonomía bereber (nació en Chipude), que se ha perpetuado en el cargo, haciendo de La Gomera un bastión del PSOE, y acaparando cargos, llegando a ser senador y diputado regional además de presidente del Cabildo gomero. Este elemento, un cacique de pacotilla, se descolgó el otro día con un título en su habitual artículo semanal (que primero publicó en un periódico de Las Palmas, el sábado 29 de diciembre, y luego, el domingo 30, en EL DÍA) que no tiene desperdicio: "Ser gomero, canario, español y socialista". Todo un alegato contra adrid (ahora que gobierna el PP), que dice mucho de la catadura de este individuo, absolutamente nefasto, para los verdaderos intereses de Canarias; y al que le son afines tantos estómagos agradecidos, conservando, además, gran cantidad de votos cautivos. ¿Qué sería de este sujeto, si no fuera militante del PSOE y, por tanto, colaboracionista de España? ¡¡Con estos bueyes hay que arar!!

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