En el párrafo inicial del "18 Brumario de Luis Bonaparte", Marx observa que todos los acontecimientos y personajes importantes en la historia ocurren dos veces: la primera como tragedia, la segunda como farsa". Sin excluir que las tragedias se repitan, una y mil veces.

Cuando la caída del comunismo, la mayoría de los comentaristas, hasta los intelectuales occidentales, presagiaban con rotundidad que vendrían la paz y la libertad, pero, visto lo visto, no cabe duda de que la ingenuidad se alió con la inteligencia, puesto que la paz está amenazada y la libertad ausente y en muchos universos.

Y lo que palpita es la inseguridad que se evidencia en diferentes escenarios lo que ocasiona que se instale en la sociedad el temor, no solo el temor a una guerra de grandes dimensiones, sino al paro, al terrorismo, a la depauperación social, donde las colectividades viven atemorizadas a pesar de la conexión con redes y demás artilugios que distancian a unos de los otros mas que los unen.

Y el temor , ya colectivo, es la incapacidad al saber que no somos dueños de nuestras vidas, que ignoramos hacia dónde debemos dirigirlas porque los objetivos que deben imperar por los que mandan en la altísimas esferas de los gobiernos del mundo solo piensan en especular, en rendir pleitesía a los poderes financieros, ladrones de guante blanco a los que se les reverencia como si fueran los verdugos de la plazas de la dad Media antes de dar el hachazo mortal

Los que entienden de valores insisten en que la tarea para corregir lo que está desregulado y dentro de las posibilidades de cada uno es un tarea complicada porque sin las ayudas, sin los amparos necesarios para apuntalar la personalidad y ver mejor, el futuro se hace muy difícil.

Pero es una tarea que se tiene por delante, y por lo menos ante cualquier atisbo de cambio estar preparados para corregir a los que nos han engañado, a los que navegan por las aguas de la mentira y los que, creyéndose más listos que nadie, solo saben meter el pico bajo ala.

Y ante la interrogación de ¿qué nos espera?, la ciencia no es categórica; la filosofía se pierde en el escenario del desánimo y no concluye, la poesía solo sirve para el desahogo personal, la literatura para transitar por el camino de la fabulación , y la política desparecida del mapa de la inteligenciada, instalada en la ramplonería. De ahí que romper el interrogantes se hace difícil, muy difícil.

Tal vez pudiera acontecer el nacimiento de un nuevo discurso que atraiga, que sea esperanzador. Tal vez.