Tal día como hoy, hace un año, se celebró el primer Consejo de Ministros presidido por Mariano Rajoy. La izquierda política y mediática han celebrado el primer año de Rajoy en tres ocasiones, el 20 de noviembre, el 23 de diciembre y, tal vez, hoy volverán a recordarlo, con lo que han criticado tres veces, utilizando los mismos argumentos, un aniversario que es hoy cuando de verdad se cumple. Si había algo que celebrar el 20-N era el aniversario del batacazo del PSOE, un buen momento para evaluar la situación de Rubalcaba y su muchachada tras un año en la oposición.

Hoy es el momento de hacer balance de un gobierno que cuando se reunió por primera vez se encontró con un país en quiebra, sin presupuesto, con una deuda cabalgando a paso ligero y un déficit en las cuentas del Estado superior en 30.000 millones de euros a lo comprometido con los socios europeos y anunciados a los españoles. Se pongan como quieran, esos son los datos. El balance, claro, es distinto según quien lo hace. Para el PSOE ha sido un año nefasto y el ex asesor áulico de ZP, don Cándido Méndez, afirmó que el Gobierno ha fracasado. Para conocer opiniones menos radicales empezaré por El País.

En su referencia a aquel consejo de ministros de hace un año, el periódico de Prisa tituló: "El primer gran ajuste de Rajoy (...). El Consejo de Ministros más intenso que se recuerda en muchos años tomó decenas de medidas económicas y políticas. (...), el mayor recorte de gasto público de la democracia en una sola tacada: 8.900 millones de euros. Y eso, aclaró, es solo "el inicio del inicio", en referencia a lo dicho por la portavoz del nuevo gobierno, Sáenz de Santamaría. En el texto se destacaba: "La reforma fiscal se acerca a posiciones socialdemócratas que el PSOE olvidó".

En su edición del domingo 16 de diciembre último, el mismo periódico, en su cuadernillo central analizó este primer aniversario, titulando "Rajoy en el túnel (...). El primer año de Gobierno del PP deja un país empobrecido, con mas paro y mas crispación social". Y añadía: "Abrumado por el insoportable aumento del paro, preocupado por la recesión y agobiado por el estallido social, el presidente pide comprensión y paciencia tras 12 meses fracasados". Aquí se mezclan ya hechos sucedidos con opiniones.

Han sido 12 meses duros, los más duros para la sociedad española desde la restauración democrática, muy difíciles para un gobierno que entre las primeras medidas adoptadas, la subida de impuestos, contravino lo que llevaba en su programa electoral. Aprobó una reforma laboral que, aunque había anunciado, provocó una huelga general cuando aún no había cumplido sus primeros 100 días de gobierno. Esa reforma fue elogiada por los organismos internacionales, FMI, Unión Europea (UE) y Banco Central Europeo; en opinión de uno de nuestros mejores expertos en Derecho del rabajo, socialista él, la reforma tendría dos consecuencias. Una, homologar la legislación española con la de los países europeos. Otra, limitar el poder de los sindicatos, lo que explica el empute de sus dirigentes.

A la reforma laboral siguió un intenso programa reformista que no ha dado tregua ni ha dejado indiferente a nadie, tendente a conseguir lo que ha sido el primer objetivo del gobierno de Rajoy. Alcanzar el equilibrio fiscal y cumplir el compromiso con la UE al que se comprometió, y no cumplió Zapatero. Los famosos recortes que han estado y seguirán estando en la agenda del Gobierno durante 2013, que han causado la protesta y la crispación social que mencionó El País. Ha sido necesario, y seguirá siéndolo, reducir el déficit en las administraciones públicas y en el sector privado. El descontrol en el gasto de las administraciones públicas ha sido escandaloso en muchos casos, hasta el punto de llegar a cuestionarse la viabilidad del Estado de las autonomías tal como ahora mismo existe. El Gobierno aprobó un plan de pago a proveedores, de 18.000 millones de euros, para que gobiernos regionales y ayuntamientos saldaran cientos de miles de facturas sin pagar, que se habían acumulado durante años.

En mi opinión, el Gobierno tropezó con algunos imprevistos y ha cometido algunos errores. El resultado electoral en Andalucía no fue el esperado y, aunque el PP ganó las elecciones, no pudo desbancar al PSOE del poder andaluz. El "caso Bankia" le explotó en las manos, alumbrando la debilidad de parte de nuestro sistema financiero. Y ha surgido un problema inesperado en Cataluña, muy grave y de indeseables consecuencias, que mejor o peor se resolverá. Entre los errores, destacaré el "caso Bolinaga"; la liberación del criminal etarra fue mal explicada -yo sigo sin entenderla- e impactó negativamente en un sector sensible del electorado del PP.

Cumplido este Año I de la era Rajoy, hemos conocido la opinión de instituciones y expertos internacionales que elogian los resultados de este primer año. El FMI, el presidente del Banco Central Europeo, Bloomberg y numerosos medios, como he Economist y otros periódicos británicos y alemanes, parecen identificar en el horizonte algunos brotes verdes. 2013 será un año difícil y mientras no se empiece a crear empleo, 6 millones de españoles sin trabajo es una losa insoportable por mucho más tiempo. Para lograrlo, es urgente que la profunda reforma del sistema financiera permita que el crédito a las empresas no se haga esperar.