La fiesta del Corpus en el barrio realejero de Toscal Longuera cuenta desde 2011 con dos elementos que aportan originalidad, belleza y altura a la celebración religiosa. Hace cinco años, Cecilio Yanes propuso en la Hermandad del Santísimo hacer algo nuevo y original con motivo del Corpus. Jerónimo Díaz y José Vega acogieron la propuesta con entusiasmo y, desde entonces, estos tres vecinos componen una trinidad que hace posible la creación de los dos espectaculares arcos, con cuatro caras, que adornan la fiesta.

Junto a Cecilio Yanes, Jerónimo Díaz y José Vega, personas como Gregorio o Valentín también colaboran en la creación de estas obras de arte efímero y reciclado. Desde la semana pasada, los arcos adornan la calle El Toscal. Pueden contemplarse durante algo más de una semana, ya que se retirarán el próximo lunes día 8, después de dar esplendor al Corpus que se celebra mañana, también con alfombras y descansos con flores.

Pero el trabajo de los arcos no se realiza en estos días, sino que comienza en noviembre con la búsqueda de los motivos. Su construcción se inicia en enero y dura hasta mayo. Cinco meses en los que Yanes, Díaz y Vega dan forma a los diseños con materiales reciclados. Utilizan maderas de palés, restos de madera, corcho blanco de embalajes, toldos viejos y pintura al agua.

El trabajo de montaje es laborioso y complejo, porque deben ubicarse a varios metros de altura sobre la carretera. Este año, uno de los arcos estaba compuesto por 25 módulos diferentes, que fue necesario ensamblar uno a uno.

Jerónimo Díaz destaca el papel de Cecilio Yanes, "que es un artista autodidacta capaz de plasmar a la perfección las ideas que planteamos".

En el Corpus de 2015, uno de los arcos está dedicado a la eucaristía y al nuevo y antiguo testamento, con escenas como el sacrificio de Abraham, el éxodo de Moisés o el bautismo de Cristo.

El segundo arco está protagonizado por el arzobispo salvadoreño Óscar Romero, asesinado en 1980 por defender los derechos humanos y denunciar los crímenes de la dictadura en su país. Esta obra es un homenaje a Romero y a la lucha por los derechos humanos. Unas botas militares representan la represión, y parte de la fachada de la abadía anglicana de Westminster, en Londres, recuerda a diez destacados defensores de los derechos humanos, como Luther King o el propio Romero.

Los arcos, pese a ser una tradición reciente, cuentan con gran aceptación en el barrio. Este año han protagonizado, además, talleres para mayores. El mejor momento para admirarlos será mañana por la tarde, cuando al conjunto se sumen las alfombras y los descansos que crean los vecinos.