Una de las últimas obras del gobierno socialista de La Victoria ha suscitado ya polémica. Mientras el exalcalde del PSC Manuel Correa censura al actual equipo de gobierno (CC-PP) que, pasados ya tres meses del cambio de regidores, aún no se haya abierto al público el gimnasio público habilitado en la parte baja del pabellón municipal, el actual máximo mandatario, el nacionalista Haroldo Martín, asegura que Correa no tiene derecho a referirse a este proyecto "porque, en realidad, nos ha dejado un marrón".

Correa considera que se trata de un equipamiento muy importante y demandado en la localidad como para que "siga cerrado". Recuerda que se equipó con los 40.000 euros previstos inicialmente para el programa de mejora y reforma (RAM) de los centros docentes de la localidad, decisión que, según reitera, propuso el interventor y que él, como máximo mandatario, respaldó para darle prioridad a ese equipamiento, "ya que los trabajos de los colegios se podían haber costeado con otras partidas".

"Ha pasado ya un tiempo prudencial y no sabemos por qué no se abre este gimnasio público". El exregidor teme que, en el fondo, estén pesando "algunos intereses" en busca de que se opte por privatizar este servicio. En este sentido, asegura que "a un miembro de la candidatura de CC en las últimas elecciones le podría interesar mucho esa opción".

Correa insiste en que el gimnasio podía estar ya en funcionamiento y no comprende por qué no se resuelve esta situación, mientras existe una demanda considerable para su uso.

Sus argumentos, sin embargo, chocan frontalmente con la explicación dada ayer a EL DÍA por el alcalde, quien no deja en buen lugar al representante socialista. Según Martín, y sin entrar en privatizaciones u otras opciones, lo que no puede hacer el exalcalde es aludir a este gimnasio y a alguna maniobra semioscura "cuando, en realidad, lo que nos ha dejado es un problema, ya que esa instalación no se puede abrir porque no están terminados los vestuarios, baños y otras áreas, aparte de que se llena de polvo y tierra por las actuaciones en el exterior".

Martín también critica que la obra, con un coste de unos 90.000 euros, no haya sido pagada, lo que dificulta aún más esta parte de la herencia de la gestión del PSC.