Juan José Dorta Álvarez retorna a la Alcaldía de Icod de los Vinos tras haber ganado las elecciones locales del 22 de mayo por mayoría simple, que luego se confirmó en la constitución formal de la nueva corporación al resultar elegido con los votos del grupo socialista, lo que, por ahora, le permite gobernar en minoría. Atrás quedan los cuatro años de travesía por el desierto que le supuso el paso a la oposición después del revés electoral de 2007. No obstante, el actual alcalde socialista gobernó en Icod de los Vinos durante cuatro mandatos consecutivos con mayoría absoluta y se marcó un récord de permanencia al frente del municipio.

¿Qué supone para usted la recuperación de la Alcaldía después de cuatro años en la oposición?

Sin duda, me plantea un reto mayor con respecto a otras etapas en que los mandatos han sido consecutivos entre 1991 y 2007 y que se vieron alterados por el revés en las urnas en 2007, algo que me obliga a culminar un proyecto emprendido. Un reto mayor, insisto, porque los ciudadanos han optado por que la candidatura que encabezo sea la más votada.

Usted accedió a la Alcaldía al principio en sustitución de Carmelo Méndez.

Desde el punto de vista histórico, marqué un récord de permanencia en la Alcaldía de Icod de los Vinos: fueron 16 años seguidos.

¿Cómo valora ese vacío que representó en su momento la pérdida de la confianza de los vecinos en la consulta de 2007?

Creo que nos vino bien a todos, particularmente a mí, para entender en qué línea hemos cometido errores, pero también para comprobar la diferencia entre una gestión y otra. En ese sentido, hemos aprendido de esos cuatro años. Nos sentimos muy satisfechos y orgullosos de que la mayoría de los vecinos haya optado por nosotros. Esos cuatro años me sirvieron para ver los toros al otro lado de la barrera, buscar una respuesta al porqué de las cosas, comprender las razones. Cuando uno lucha por algo con la mayor ilusión y con todas las fuerzas posibles no le gusta perderlo. En aquella ocasión sufrí una decepción muy grande y me preguntaba el porqué de aquel revés en las urnas, y ahora intento rectificar, siendo lo más humano posible, acercándome más a la gente, porque aquel mandato de 2007 no se caracterizó por su cercanía.

¿Qué opinión le merece la gestión del anterior equipo de gobierno?

Resulta bastante complicado emitir juicios de valor sobre la gestión de otros, porque no se tendría la suficiente objetividad para ello. No soy partidario de valoraciones de hecho anteriores porque el pasado no se puede modificar. Además, ha sido el pueblo quien ha dado su veredicto, y no está en mi ánimo criticar la gestión precedente, o descalificar, porque se puede aprender, porque seguramente el gobierno anterior ha hecho muchas cosas buenas y también cometido errores. No obstante, los errores y aciertos del gobierno anterior son mis errores y mis aciertos. El equipo anterior hizo todo lo que pudo, como lo haremos nosotros.

¿Cree usted necesaria una reforma de la ley electoral?

Efectivamente. Sí, ya sea siguiendo el modelo francés ya sea optando por el sistema alemán. Que el candidato que no obtenga mayoría absoluta se someta a una segunda vuelta, o que gobierne la lista más votada. Es necesario modificar los mecanismos legales para controlar al gobierno y para atender al resultado electoral, de manera que se evite que un grupo con un solo concejal acceda a la Alcaldía en un municipio, como ha ocurrido en El Tanque, por citar un ejemplo, o el traslado de un edil a otro grupo político. Hemos de valorar a los políticos como personas normales que nos levantamos por la mañana, desayunamos, tenemos familia, comemos, dormimos, disfrutamos de la vida, no somos una especie aparte, ni una especie de tertulianos de escaso nivel que se nutre de la crítica. Hay políticos buenos, malos y regulares, como en todas las actividades humanas. Sin embargo creo que es necesario redefinir la actividad política. Hoy se está cuestionando el sistema, incluso antes de que el Movimiento del 15-M lo pusiera en tela de juicio. Ya se está hablando de modificar la ley electoral o de la manera en que se han de estructurar los gobiernos. Tuvimos que esperar a esto cuando sabíamos que era un clamor popular lo que estaba ocurriendo, pero todos agachaban el hombro. Cuando el partido nuestro salía beneficiado nos callábamos, pero cuando se le perjudicaba criticábamos. Es hora de cambiar de una vez por todas. La clase política ocupa el tercer puesto en el ranquin porque no ha sabido responder a las necesidades de los vecinos.

Tal como están las cosas desde el punto de vista económico y social no me gustaría verme sentado en su sillón...

Tampoco me gustaría verlo a usted en este sillón. Este sillón quema mucho. Bien es cierto que atravesamos momentos difíciles, muy complicados, es tiempo de mucho equilibrio, de pensar, proyectar y de adoptar decisiones rigurosas. Hemos de considerar que no se puede ilusionar con promesas que no se puedan cumplir. Igualmente, no se debe ser pesimista ante quienes acuden en demanda de algún tipo de ayuda. Hay que jugar con el equilibrio para que la gente vuelva a creer en un proyecto común, porque la crisis política se ha convertido en una crisis social y de confianza. Tenemos que empezar a generar confianza en los ciudadanos, transmitirles nuestra creencia de que podemos remontar la situación. El paro nos está haciendo mucha mella, cada día hay más gente sin empleo y debemos confiar en nosotros mismos para que la recuperación y generación de los puestos de trabajo sean una realidad.

¿Su grupo está abierto a posibles pactos o acuerdos con otros partidos?

Siempre he estado abierto a acuerdos con las distintas fuerzas políticas que conformamos el ayuntamiento, aunque no fuera este el resultado de un gobierno con mayoría simple. Icod de los Vinos, como cualquier otro municipio, necesita de mucho consenso.