MI ABUELO materno era casi un ángel, laborioso y bondadoso, y D-s lo premió con largura de años y de hijos, pero no le prestó las alas para trascender el mundo físico hasta el mismo momento en que había culminado su obra en la tierra. No tuve la suerte de conocerlo, pero sí de imbuirme de la instantánea del álbum familiar en torno a sus diez retoños, especialmente, de la mujer que me dio la oportunidad de descender del universo suspendido de las almas. Siempre tendré presente que quien salva una vida, salva al mundo entero, y quien ayuda a dar vida, contribuye a la venida del Mesías y de la Redención.