El acceso a la playa de El Ancón desde Santa Úrsula está convenientemente vallado y acondicionado gracias a un proyecto del Cabildo. Desde La Orotava, el camino peatonal está preparado y protegido con muros y vallas metálicas en casi todo su recorrido, a excepción del tramo que se inicia al final de la pista.

Los propietarios de varias huertas abandonadas vallaron sus eriales y desplazaron la parte final del camino de acceso al borde al acantilado, donde haría falta instalar una valla protectora. Este tramo sin proteger apenas cuenta con 50 metros de longitud.

Al margen de esta vereda sin vallar, sin mayor peligrosidad que las miles de sus características que existen en el litoral y los montes de las Islas, el principal problema de acceso a El Ancón es la escalera que salva el desnivel final.

El abandono de esta escalera durante décadas ha provocado que pierda el muro de protección y hace temer por su estabilidad. Ante la pasividad de las administraciones, usuarios de la playa apuntalaron la escalera y colocaron, hace dos años, una baranda de protección de madera y hierro. Lo único que se ha hecho en la zona en más de treinta años.

Tras pasar la escalera, los últimos metros de descenso se realizan por las rocas, donde hay restos de escalones. Para salvar el último salto hasta la arena, ciudadanos anónimos otra vez, instalaron una cuerda de escalada que sirve de asidero.

La inversión necesaria para dejar en buen estado los accesos a esta playa orotavense es mínima: una valla y una nueva escalera de tres tramos.

La situación de los accesos a El Ancón tampoco es peor ahora que hace cinco años. Esta playa tiene unas dimensiones similares a la de El Bollullo, aunque es más estrecha y algo más alargada.