El barro ya se ha secado en el Norte de la Isla, pero siguen frescas las huellas de la destrucción causada por la tromba de agua del pasado día 16 de noviembre de 2009. Aunque se han producido avances en la reparación y limpieza de infraestructuras públicas y playas, aún queda demasiado trabajo por hacer en el Valle de La Orotava y San Juan de la Rambla, fundamentalmente. Los barrancos siguen llenos de rocas, escombros, basura y vehículos. Las subvenciones a los afectados aún no llegan y nadie sabe con qué cuantía le ayudarán a recuperar la normalidad. Después de la vorágine de los primeros días, muchos vecinos se sienten ahora abandonados a su mala suerte.

EL DÍA repitió, dos meses después, la ruta que siguió en los días 17 y 18 de noviembre. Las carreteras de las medianías de La Orotava y Los Realejos han sido reparadas o están en obras, pero en demasiados rincones el tiempo parece haberse detenido. En el barranco del Cerrudo, en La Perdoma, siguen los coches que vio el presidente del Gobierno de Canarias, Paulino Rivero, en su visita a la zona afectada. También quedan vehículos destrozados en los barrancos de El Secadero (Los Realejos) o San Felipe (Puerto de la Cruz).

La marea de rocas, escombros y basura sigue adornando el antiguo campo de fútbol del barranco del barrio realejero de La Montañeta. La muestra de ruedas, bañeras, piedras, hierros y tuberías rotas recuerda que el Consejo Insular de Aguas aún tiene pendiente la tarea de limpiar los cauces de casi todos los barrancos del Valle.

Junto a las casas de El Secadero, casi la misma imagen de hace dos meses: menos barro, pero idénticas vallas rotas, idénticos coches desguazados, idéntico barranco entullado. En la casa de Agustín Díaz ya no hay medio metro de barro, pero sigue vacía, sin puertas ni ventanas. Todo se lo llevó la riada. En El Monturrio, en La Orotava, los vecinos reclaman limpieza y retirada de escombros. Igual que hace dos meses. Para ellos, y otros muchos, el tiempo se detuvo después del temporal.

El grado de reparación de los daños en viviendas y fincas depende básicamente de la capacidad de cada uno para afrontar el coste de las obras sin ayuda. De momento, ninguno de los afectados consultados por este periódico ha recibido ningún tipo de subvención. Es más, ninguno sabe ni siquiera si la va a recibir ni mucho menos qué cantidad obtendría.

Esta falta de información supone una preocupación añadida para personas que se han visto obligadas a afrontar costosas reparaciones. Manuel Rodríguez, vecino del camino El Sauce, en La Cruz Santa, se gastó 6.000 euros sólo en limpiar su casa. Sacó 40 bandejas de escombros, barro y rocas. El agua y el lodo inundaron toda la planta baja de su vivienda y el patio hasta una altura de casi cuatro metros. Después de limpiar, no sabe por dónde empezar: tiene que reconstruir varios muros y paredes; renovar la instalación eléctrica; colocar puertas; pintar; eliminar humedades; arreglar baños...

Manuel Rodríguez, conductor de guaguas y padre de dos hijos, dice que si al menos supiera cuánto le darán de ayuda, a lo mejor podía "arriesgarse a reparar algo". Pero, como "no hay respuestas", este realejero sigue preguntándose cómo empezar de nuevo. Su familia perdió varios coches y los seguros sólo les dieron unos pocos miles de euros por uno de ellos. Con media casa destrozada y sin coche, Manuel pide a las autoridades que canalicen hacia los barrancos el agua que viene de la zona alta, "que ahora corre por el camino y por las huertas".

A Manuel y su familia sólo le quedan malos recuerdos de aquel fatídico día. Los intentos por salvar su casa y su coche, el terror de su hijo adolescente ante la subida del agua o el accidente que sufrió su madre, días después, en una casa aún llena de barro.

Evelio Ruiz Rodríguez, de Las Llanadas, estuvo a punto de morir arrastrado por el agua el día 16 de noviembre de 2009. Su hijo lo sacó de casa atado con una cuerda. Dos meses después, su vivienda sigue ubicada en la desembocadura del agua que traen a su puerta las carreteras. Cuando Paulino Rivero y el alcalde de Los Realejos visitaron su vivienda, su mujer pidió entre lágrimas que corrigieran la canalización para evitar que el desastre se repita. De momento nadie ha hecho nada.

"Vinieron, se hicieron la foto y ahora ya no aparece nadie. Ya sabemos cómo es la política", lamenta Evelio. A ratos, con la fuerza que le queda, se pone a reparar algunos desperfectos en casa. Pero no se fía. El garaje por donde entró el agua lo tiene parcialmente tapiado. No puede usar la puerta, pero más vale prevenir.

"Volverá a pasar"

Evelio lo tiene claro: "No han canalizado nada, así que volverá a llover y volverá a pasar. Mi casa será otra vez como un río". Critica las nuevas obras con la sabiduría que da la experiencia: "No hacen buenos desagües, sino que colocan unas atarjeas chiquitas como si fueran para regar, luego viene un agua fuerte y pasa lo que pasa".

"No hemos recibido ninguna ayuda económica y nadie nos ha ayudado a sacar el barro y los escombros de la casa", se queja.

En El Mocán, en Los Realejos, el restaurante del mismo nombre sí ha podido recuperarse y reabrir al cien por cien. No ha tenido la misma suerte el taller de mecánica Lolo. Aunque ya han vuelto a trabajar, alternan la reparación de coches con las obras de reforma del taller. Todavía tardarán meses en volver a trabajar como antes.

El taller perdió muchas herramientas, se rompió el elevador y ha sido necesario renovar toda la instalación eléctrica y cambiar las puertas. Aún no trabajan ni al 50% de su capacidad. Y tampoco han recibido ningún tipo de ayuda.

Las cosas se han hecho bastante mejor en lo que a infraestructuras viarias se refiere. Ya no hay carreteras cortadas en las medianías del Valle de La Orotava. Los graves problemas de la TF-326, que comunica Palo Blanco con Las Llanadas y Benijos, están casi resueltos. El socavón ha desaparecido y sólo queda asfaltar.

En las playas portuenses, las máquinas ya repartían esta semana arena en Martiánez. En Playa Jardín, tras una ardua limpieza, las tareas pendientes se acumulan.

En el Puerto de la Cruz, el Consejo Insular de Aguas ha limpiado la desembocadura del barranco de San Felipe, pero todavía hay muchas zonas donde no se ha podido actuar "por la complicada accesibilidad para la maquinaria". Costas ha repuesto 2.500 metros cúbicos de arena en la playa de Martiánez y prevé reponer 3.500 metros cúbicos más en Playa Jardín. Esta arena gruesa se obtendrá de machacar las piedras que la riada llevó hasta la costa.

En La Orotava se sigue trabajando en la limpieza de varias zonas del municipio y el ayuntamiento reconoce que algunos barrancos siguen con muchos escombros y basura, "por lo que se ha solicitado una reunión con el consejero insular de Aguas, Pedro Suárez (PP), para valorar la situación y agilizar las actuaciones".

Visita de Melchior

Mañana lunes, a partir de las 16:30 horas, el presidente del Cabildo de Tenerife, Ricardo Melchior, acompañado por los alcaldes de La Orotava, Isaac Valencia, y Los Realejos, Oswaldo Amaro, realizará una visita para comprobar el estado de ejecución de las obras realizadas por el Cabildo de Tenerife en las zonas afectadas por la tromba de agua.

Los alcaldes aprovecharán esta visita para reclamar al Cabildo que agilice la limpieza de los barrancos. Una tarea que ya se ha iniciado en los cauces del casco ramblero. Dos meses después, aún queda demasiado por hacer.