LA ENTRADA del año nuevo ha sido muy movida aquí, en Los Realejos, pese al frío reinante. No obstante se nota cómo la crisis existe y no será tan fácil la recuperación de tantos puestos de trabajo perdidos. Algunos hablan de cifras históricas, cuestiones estas que no le preocupan mucho a nuestros políticos de turno. Lo que sí nos aconsejan es que nos apretemos el cinturón, pero nunca pregonan con el ejemplo.

Ahora todos tienen la mirada y la oreja puesta e el presidente de EEUU, Obama. Ojalá las pretensiones del mandatario se vean cumplidas y sus deseos de paz y progreso sean toda una realidad. El mundo espera mucho de ese hombre, y la alegría, el día de su toma de posesión, se vio reflejada en una inmensa muchedumbre que lo aclamaba una y otra vez.

También el presidente del Gobierno de España se unió y deseó al mandatrario de la Casa Blanca todo lo mejor. Ojalá así sea, porque el mundo necesita serios gobernantes. Capaces de ver la realidad y de resolver tantos problemas que todos estamos, de una u otra manera, padeciendo por la crisis que, de modo directo, nos está perjudicando.

Y mientras Obama se plantea sus esquemas, nosotros, los españoles, vemos cómo cada día el paro aumenta junto a la pobreza, que parece que nadie tiene en cuenta, y que también está afectando a millones de seres humanos.

Y aunque es difícil pronosticar una rápida salida de esta crisis, las esperanzas de paz y solidaridad con los que menos tienen son evidentes. Por tanto, esperemos que nuestros gobernantes sean los primeros en poner el hombro y no invitar a que seamos los currantes de siempre los que demos el primer paso. Creo finalmente que ellos deben predicar con el ejemplo. Sin embargo, no lo hacen.

Pero también notamos cómo se malgastan los recursos económicos sin orden ni control. Creo que los tiempos actuales no están para comedias, por muy interesantes que éstas resulten ni para acudir una vez más a Madrid a exponer panfletitos. Administrar los bienes públicos es un deber sagrado, y en estos difíciles tiempos por los que pasa el planeta es el momento de cerrar la mano y no dejar escapar un céntimo en cosas sin orden ni sentido. Es por eso que las Administraciones públicas, incluyendo los ayuntamientos caprichosos, deben comenzar a cerrar el grifo del despilfarro. Creo que hace falta un control permanente de la oposición en esta época de "vacas flacas", y debe ser la oposición quien pida cuentas del gasto desmesurado que se hace a costa de nuestros impuestos.

Y si de Los Realejos hablamos, tampoco estoy de acuerdo en cómo funciona este municipio de la mano de CC-PSOE. Porque oímos muchas quejas de los ciudadanos en diferentes medios de comunicación, y en las televisiones vemos mensajes de muchos vecinos y vecinas de este municipio que no están de acuerdo en cómo se actúa desde el ayuntamiento.

Protestas y quejas que cada semana se plasman en la pequeña pantalla, dada la pésima forma de actuar de nuestro alcalde al que le parece más importarle las Fiestas de Mayo que cumplir con su deber, pero ya vemos cómo ni si siquiera se sonroja, y pide favores que, por respeto al municipio y a sus tradiciones, le otorgan, pero pasa por debajo de la mesa lo que unos ciudadanos piden para dos hombres de bien, uno de ellos ya fallecido tristemente, que sin lugar a dudas se merecen el reconocimiento de este municipio y de todos los ciudadanos.

Así actúan nuestro alcalde y sus asesores. Buscando sus propios intereses y echando por tierra o en saco roto las propuestas que pasan por el registro del ayuntamiento sin prestarle la más mínima atención.

Ahora, y una vez más, vemos cómo abundan en la política hombres con doble cara: la que presentan de buenos y mansos corderos, y la otra: la que se cubren con la piel del lobo para no ser reconocidos de sus absurdos despotismos.