Sin estar sentado en el banquillo en el Supremo, el mayor de los Mossos d''Esquadra Josep Lluis Trapero ha recibido dardos de los principales testigos de cargo de la Fiscalía en el juicio al procés, que han puesto en el punto de mira a la policía catalana por permitir el 1-O en vez de impedirlo.

Trapero, todopoderoso mayor de los Mossos hasta su destitución por el 155, es junto al expresidente Carles Puigdemont el gran ausente en el juicio a la cúpula del procés en el Supremo, si bien en su caso no por estar huido, sino porque aguarda turno para ser juzgado por rebelión en la Audiencia Nacional, donde la Fiscalía pide para él 11 años de cárcel.

No está siendo una semana fácil para los Mossos y especialmente para Trapero en el juicio en el Supremo, por las diatribas que han lanzado en su contra el ex secretario de Estado de Seguridad José Antonio Nieto, el ex delegado del Gobierno en Cataluña Enric Millo y, sobre todo, el coronel de la Guardia Civil Diego Pérez de los Cobos, que coordinó -pese a los reparos del mayor- el dispositivo policial para impedir el 1-O.

El 1-O marcó un antes y un después para los Mossos y Trapero, justo en un momento en que acababan de alcanzar su mayor cota de popularidad y apoyo social en Cataluña por su gestión tras los atentados de Barcelona y Cambrils (Tarragona) de agosto de 2017, a menos de dos meses del referéndum ilegal que les puso en la picota.

Tras los alegatos de los acusados y de las testificales -de interés más político que judicial- de los principales gobernantes de la época, la Fiscalía ha sacado esta semana toda su artillería para avalar su relato de violencia y de "estafa" por parte de los Mossos en la etapa de Trapero, que podrá dar su versión ante el tribunal porque ha sido citado como testigo.

Sin ocultar que su relación con el mayor Trapero "fue siempre difícil", Pérez de los Cobos ha comprometido a los Mossos, al denunciar que se corroboraron las dudas de "toda la ciudadanía": el cuerpo autonómico tuvo una actuación "insuficiente, inadecuada e ineficaz" el 1-O porque su dispositivo estaba más encaminado a facilitar la realización del referéndum que a impedirlo.

A diferencia de lo que ocurría con el ex director de los Mossos Albert Batlle -que dimitió dos meses antes del 1-O-, o del número 2 de Trapero, el comisario Ferran López -que dirigió el cuerpo durante el 155-, Trapero se hacía el esquivo y se mantenía en línea con Puigdemont, según los testigos de cargo de la Fiscalía.

El momento clave fue la junta de seguridad convocada "in extremis'' por Puigdemont el 28 de septiembre, en la que Trapero advirtió de que los Mossos solo utilizarían la fuerza si había agresiones a ciudadanos o a policías pero se negó a que cargaran en los colegios si había niños o ancianos, lo que los representantes del Gobierno interpretaron como una "excusa" para no intervenir.

La "total alineación" de Trapero con Puigdemont en vísperas del 1-O hizo saltar todas las alarmas en el ministerio de Interior, si bien confiaron que los demás comisarios de la cúpula de los Mossos impondrían el criterio profesional y no el político, aunque "desgraciadamente fue así", según Nieto.

De los Cobos ha mostrado su perplejidad ante el tribunal por el hecho de que Trapero, "conminado" como él a cumplir la orden judicial de impedir el referéndum, se alineara con Puigdemont para esgrimir que el 1-O la prioridad no era requisar las urnas, sino garantizar la normal convivencia ciudadana.

En esa cumbre se vislumbró que Puigdemont y Trapero compartían "línea política", según Millo, que vio con asombro cómo la Generalitat sostenía a la vez que se celebraría el referéndum y que los Mossos lo impedirían: "eso en mi pueblo se llama sorber y soplar al mismo tiempo".

Fiel a su estilo, Trapero adujo que no era "necesaria" la presencia de Guardia Civil y Policía Nacional en Cataluña, ya que los Mossos tenían "capacidad sobrada" para cumplir la orden judicial de impedir el referéndum, aunque finalmente "se impuso la línea política por encima del criterio policial", según Millo.

Cuando el Gobierno activó su plan B el 1-O y encargó a Policía Nacional y Guardia Civil que actuaran por su cuenta ante la "pasividad total" de los Mossos, De los Cobos chocó de nuevo con Trapero, con quien ya había tenido varios encontronazos: "Me dijo que cada uno sería responsable de sus actos".

Un año y medio después, Trapero espera juicio por rebelión, la mayoría de los comisarios de su cúpula -incluido Ferran López-, están imputados por su papel el 1-O, y De los Cobos mantiene inquebrantable su granítica versión incriminatoria.