¿Tienen la calidad suficiente las encuestas electorales? ¿Son fiables? Sociólogos del Instituto de Estudios Sociales Avanzados IESA-CSIC tienen la respuesta: "No hay manera de saberlo".

Cada proceso electoral, especialmente tras la aparición de nuevas fuerzas políticas en España, crece el número de encuestas, su frecuencia de publicación y el interés por ellas.

Se han consolidado ya como parte muy importante del debate político y nadie se atreve a negar que tengan influencia en el voto que, finalmente, depositen los electores en las urnas.

Prueba de ello es que en el XII Congreso Español de Sociología que se está celebrando en Gijón el debate en torno a ellas ha despertado un gran interés.

En el marco de ese congreso, Manuel Trujillo, uno de los científicos del IESA, contaba en un pequeño grupo de trabajo cómo se habían planteado verificar la calidad del producto demoscópico español, tan de moda, y que lo hicieron con la sana intención de desagraviar a las empresas demoscópicas frente a lo que, en principio, parecían críticas exageradas.

No pudieron hacerlo porque, prácticamente sin excepción, las encuestas que se publican en medios de comunicación incumplen la ley electoral que detalla la información que debe acompañarlas, siempre.

Trujillo es consciente de que son los medios de comunicación los que, por cuestiones de espacio, son reacios a incluir todos los datos que exige la ley.

Denominación y domicilio de quien haya hecho el sondeo y de quien lo haya encargado; características técnicas, incluido sistema de muestreo, tamaño de la muestra, margen de error de la misma, nivel de representatividad, procedimiento de selección de los encuestados y fecha de realización del trabajo de campo.

El artículo 69 de la Ley Electoral -famoso por ser el que prohíbe la publicación de encuestas cinco días antes de las elecciones- continúa pidiendo que se consigne el texto íntegro de las cuestiones planteadas y el número de personas que no han contestado a cada una de ellas.

En casi ninguna de las 20 encuestas previas a las elecciones de diciembre de 2015 se incluía la dirección, aunque los expertos del IESA no llegan a considerar esa omisión un incumplimiento, ya que las empresas son conocidas y disponen de página web... todas salvo una, que hace encuestas para una radio de no mucha audiencia.

La fecha del trabajo de campo y el tamaño de la muestra si figuran en casi todas; en algunas aparece -aunque de forma muy sucinta- el sistema de muestreo y el margen de error y... para de contar.

18 de las 20 encuestas fueron telefónicas, pero las empresas no precisan si llamaron aleatoriamente, ¿a fijos o a móviles? y, además, los sociólogos sonríen cuando se habla de algunos listines telefónicos utilizados como base de datos y que tienen una tasa de cobertura de la población que no representa ni al 30 por ciento.

Los resultados pueden ser verdaderas "porras" más que encuestas. Eso sí, es muy barato, unos 150 euros.

Pero es que, además de cumplir la normativa electoral española, los autores de este estudio del IESA-CSIC concluyen que para poder evaluar si una encuesta es fiable, si no está manipulada, sería preciso conocer otros datos que permitieran hacerse una idea de lo que comúnmente se conoce como "la cocina".

Para ser verdaderamente creíbles, los medios deberían publicar el proceso seguido para realizar las estimaciones de voto o dar alguna pista, incluyendo referencias tan importantes para los sociólogos a la hora de "cocinar" los datos de campo como el recuerdo de voto, la intención directa de voto, el voto más la simpatía...

Sin ello, resulta prácticamente imposible concluir si un trabajo demoscópico es fiable.

Trujillo recordaba un dato que también hacía sonreír a sus colegas: la propia patronal de empresas del sector demoscópico ANEIMO dice que una estimación solvente de escaños, con reparto provincial, requiere un mínimo de 10.000 entrevistas. Solo la del CIS supera esa cifra.

En conclusión, los propios científicos reconocen que no disponen de los datos para afirmar sin genero de dudas que una encuesta electoral está bien hecha y permite hacerse una verdadera idea de lo que va a pasar. Al menos son entretenidas y dan para muchas conversaciones.