La Policía Nacional detuvo ayer en las provincias de Barcelona, Girona, Ávila y Ciudad Real a ocho presuntos yihadistas integrantes de una célula de propaganda y reclutamiento dirigida por la organización DAESH o Estado Islámico y que representaba "una amenaza grave y concreta" para España.

Se trata de la primera operación policial, aún abierta y que está coordinada por la Fiscalía y el juzgado de instrucción número 3 de la Audiencia Nacional, en la que se logra desarticular un grupo yihadista de propaganda radical "perfectamente organizado", aunque actuaba de forma "deslocalizada y autónoma".

Eso sí, dirigido y conectado con la organización terrorista DAESH o el también autoproclamado Estado Islámico a través de uno de sus operativos que, desde Siria a Iraq, tutelaba las actividades de los arrestados. Sobre esta persona hay una reclamación judicial internacional por terrorismo dada su vinculación en otras investigaciones policiales.

Por eso, Interior destaca la amenaza que representaban los arrestados -todos españoles, cinco de ellos de origen marroquí y entre los que hay dos mujeres- para la seguridad nacional.

Una amenaza que desde el departamento de Jorge Fernández Díaz califican de "grave, concreta y continuada", pues todos sus miembros propagaban el ideario terrorista, con la intención de multiplicar las células activas en nuestro país dispuestas a cumplir los dictados de DAESH, llegando incluso a los atentados.

Varios eran los objetivos de este grupo: difusión de consignas terroristas, radicalización de comunidades, captación de adeptos, selección y envío de combatientes, así como incitación a la comisión de acciones terroristas en España.

Con los dictados de esta organización, los detenidos -cinco en cinco diferentes municipios de Barcelona (Hospitalet de Llobregat, Terrassa, Piera y Malgrat de Mar), uno en Girona (Figueras), otro en la provincia de Ávila (Cebreros) y el último en la de Ciudad Real (Fuente del Fresno)- difundían el ideario yihadista para inmigrantes o españoles de origen marroquí.

Adaptaban el idioma, ya que sus potenciales víctimas no tenían conocimiento del árabe, de forma que aumentaban exponencialmente las posibilidades de que el mensaje radical fuera captado y asumido adecuadamente.

También ponían en práctica la táctica de guerra conocida como "terror informativo", habitualmente utilizada por la organización matriz y que consiste en la difusión de imágenes o vídeos especialmente maquetados, dotados de una estética concreta y una "demoledora crueldad".

Otro de los objetivos marcados era el de localizar y seleccionar a personas radicales, proclives a la asunción del ideario yihadista al objeto de proceder a su adecuado adoctrinamiento, radicalización y finalmente captación como colaboradores.

Era a estas personas seleccionadas a las que la célula imbuía en la necesidad de cometer acciones terroristas en España.