El Tribunal Supremo considera que la demanda de paternidad que el ciudadano español Albert Solá presentó contra el rey Juan Carlos, que no fue admitida a trámite, no aporta una prueba de ADN, oculta datos voluntariamente y contiene alegaciones que carecen de soporte documental seguro.

El pasado 14 de enero, la Sala de lo Civil del Supremo admitió a trámite la demanda de paternidad presentada por una mujer de nacionalidad belga, Ingrid Sartieau, pero no así la del ciudadano español Albert Solá por falta de pruebas.

"La resolución considera que no se aporta lo que se dice que se aporta (prueba de ADN), que se ocultan datos voluntariamente, que no se aportan documentos que deberían existir según los hechos de la demanda y que numerosas alegaciones contenidas en la demanda carecen de soporte documental seguro", según informó ayer el alto tribunal.

La resolución señala que no se aporta prueba de ADN y se ocultan datos de forma voluntaria

El Supremo notificó ayer el auto a la partes, pero no así a la prensa, al alegar que contiene datos que afectan a la intimidad personal y familiar del demandante.

De esta forma, el Supremo concluye que la demanda debe ser inadmitida por "no aportar el principio de prueba" exigido por la ley y por "no contener un relato de hechos mínimamente coherente y razonablemente verosímil".

Se hace constar que lo aportado en el proceso como principio de prueba resta verosimilitud a lo alegado.