Más de ocho millones de españoles sufren dolor crónico y se estima que un 60 por ciento de ellos no están bien tratados.

Los expertos consideran el dolor una "prioridad sanitaria", no sólo por su alta prevalencia, sino también por el impacto que tiene en la calidad de vida y en el estado anímico del afectado.

Así se ha puesto hoy de manifiesto en el Foro de Transferencia de Terapias para el Dolor, organizado por el Instituto de Salud Carlos III, la Federación Española de Empresas de Tecnología Sanitaria (Fenin) y la Fundación Tecnología y Salud, con el aval de la Sociedad Española del Dolor (SED).

El dolor es la afección que más recursos sanitarios consume y eleva la carga asistencial en todos los niveles, por delante de las enfermedades cardiovasculares o el propio cáncer, con un gasto superior a 34.000 millones de euros anuales en toda Europa, han informado los organizadores en un comunicado.

A ello hay que añadir los costes sanitarios en forma de jubilaciones, pensiones anticipadas, invalidez o bajas laborales.

Los expertos han constatado que pese a que el acceso al tratamiento del dolor está reconocido como un derecho humano básico, su manejo es difícil debido a que los síntomas y la escala de dolor varían mucho de una persona a otra.

Por esta razón, se tiende hacia un abordaje multidisciplinar como ya ocurre con los pacientes oncológicos, y la combinación de diferentes técnicas.

En la jornada se ha puesto de relieve el "espectacular" desarrollo científico y tecnológico que se ha producido en los últimos cincuenta años, que ha propiciado la aparición de "técnicas innovadoras de gran valor a la hora de prevenir, tratar e incluso llegar a eliminar sus síntomas".

Así, dispositivos de alta tecnología como los neuromoduladores implantables, los infusores o la radiofrecuencia suponen una alternativa eficaz.

Especialmente infravalorado, según los expertos, está el dolor en la población anciana, un problema frecuente cuya presencia se incrementa con la edad.

Además, las consecuencias son mucho mayores, ya que lleva asociado depresión, disminución importante de la socialización, disturbios del sueño, dificultades para desplazarse, pérdida de autonomía y aumento de la necesidad de cuidado.

En estos casos, la alta tecnología puede aportar soluciones innovadoras y rentables, han señalado.