La cola de personas que aguardan para entrar en el Congreso de los Diputados para visitar la capilla ardiente del expresidente Adolfo Suárez medía, poco más de dos horas después de su apertira, casi un kilómetro y medio de longitud haciendo eses en calles de los alrededores de la sede parlamentaria.

La hilera de personas comienza en la calle Alcalá a la altura de la boca de metro Banco de España, asciende por delante del Círculo de Bellas Artes y gira hacia la calle Cedaceros, donde vuelve a torcer hacia Los Madrazo. Baja toda esta calle y vuelve a salir al Paseo del Prado, pasando por el Museo Thyssen. Una vez allí, gira en la esquina con la Carrera de San Jerónimo recorriendo la parte de ésta que transcurre hasta la entrada principal del Congreso, por donde los ciudadanos acceden a la capilla ardiente.

La cola avanza razonablemente rápido y miles de personas han entrado ya en la capilla ardiente del primer presidente de la democracia, instalada en el Salón de Pasos Perdidos de la Cámara Baja. Tras presentar sus respetos ante el féretro, los ciudadanos abandonan el Congreso por la puerta que da a la calle Fernanflor.

En el transcurso de esa cola, los ciudadanos, entre los que predominan personas de mediana edad, soportan estoicamente el viento frío que este lunes ha vuelto a hacer acto de presencia en la capital madrileña, lo que ha hecho que muchos de los bares y cafeterías ubicados en las calles por las que atraviesa la cola estén hoy más concurridos de lo habitual.

Quienes también ha aprovechado para hacer negocio son varias floristas que, casi desde que ha comenzado a formarse la cola, han instalado pequeños tenderetes en los que venden claveles al precio de un euro la unidad.