La lluvia y el frío no impidieron que miles de personas volvieran a reivindicar ayer al Gobierno de Madrid en la decimoquinta "marcha blanca" la paralización de la privatización de la sanidad pública, un servicio público fundamental que los manifestantes consideran que se está "desmantelando".

Escasamente menos numerosa que la anterior "marcha blanca", celebrada hace un mes y a la que asistieron según fuentes policiales unas 6.000 personas, los manifestantes marcharon al grito "la Sanidad Pública no se vende, se defiende" desde la Plaza de Neptuno hasta la Puerta del Sol.

Los asistentes acudieron como todos los terceros domingos de mes a la convocatoria de la "marcha blanca" al considerar que ahora es más importante que nunca "mantener la presión en las movilizaciones".