A muchos kilómetros de distancia del epicentro de la suerte, en la capital tinerfeña, un grupo de personas saltaba de alegría cuando a las 8:41 horas los niños de San Ildefonso cantaban como segundo premio de la Lotería de Navidad el número 79.712. El escenario de la euforia era la empresa Armas Sport, un comercio tradicional de la zona centro de Santa Cruz de Tenerife, en concreto de la calle Suárez Guerra.

Beni, esposa del propietario, Cristóbal Henríquez, lo cuenta: "El número lo teníamos aquí, en el negocio, y cuando lo oímos en casa, Cristóbal, que estaba acostado dijo: Es el mío. Luego lo comprobamos y estalló la alegría".

Junto a Cristóbal y Beni, sus hijos, Cristian y Carla, y las empleadas, Rosi, Ana y Patricia, no paraban de saltar y de gritar, con el décimo aferrado en sus manos.

"Lo compré en la Repsol de San Isidro -relata Cristóbal- porque la chica de la gasolinera era una vendedora nata; ella es la principal culpable, entre comillas, y quiero resaltarlo. Se lo agradezco porque supo atraerme y terminé quedándome con el número. Fue el principal motivo; no lo compré porque me gustara o porque terminara en una cifra u otra".

Los cien mil euros del premio -25.000 se irán a las arcas de Hacienda- "los destinaremos a la tienda, a tapar agujeros y potenciar la empresa". Las empleadas estaban tan contentas como los dueños. Para ellas, "el premio nos va a beneficiar a todos, a nosotras también por supuesto".

La diosa fortuna hizo también ayer una parada en Santa Cruz después de iniciar su camino en Granadilla. Casi 60 kilómetros autopista del Sur adelante y "aparcó" en la calle Suárez Guerra.