El segundo premio de la Lotería de Navidad, el 79.712, llenó ayer de alegría e ilusión al Sur de Tenerife. Unos 200 millones de euros fueron vendidos en las gasolineras Repsol del grupo empresarial del sanmiguelero José Miguel González Martín. Su familia, sus trabajadores y numerosos clientes compraron décimos de dicho número. Se trata de un premio que está muy repartido y buena parte del mismo fue adquirido por familias humildes de la zona.

El emprendedor José Miguel González adquirió íntegramente los 1.600 décimos del número y consiguió venderlos todos. Según explicó en la mañana de ayer, los últimos fueron despachados durante la tarde del pasado sábado.

El número fue transferido desde una administración de lotería de Alicante hasta la administración número 1 de Granadilla, denominada Hermano Pedro, y situada en la zona de El Calvario, junto al antiguo mercado. Y fue en dicho establecimiento donde el empresario adquirió el número. Ayer explicó que no lo eligió por un motivo especial, sino que fue el azar el que decidió que cayera en sus manos para repartir una cantidad importantísima de dinero en varias zonas de la Isla.

El segundo premio fue cantado por los niños Isaac Patricio Vaquero e Isabel Flores a las 8:42 horas en el Teatro Real, en Madrid, donde, por segunda vez, se desarrolló el sorteo más famoso del año.

En ese instante, el empresario y benefactor sanmiguelero estaba en su oficina trabajando. Al escuchar la terminación en 12 salió de la dependencia y poco después confirmó que tenía el segundo premio.

Una de las historias más conmovedoras que destapó la suerte ayer fue la del senegalés Dani, que llegó a Tenerife desde Dakar en 2006 a bordo de un cayuco. Le tocó el segundo premio por casualidad: su suegro y su cuñado pararon en la estación de Hoyos Blancos a repostar gasolina y compraron el décimo. Hace más de siete años, Dani arribó a la isla en un barco en el que viajaban otras 130 personas. Uno de sus compañeros de travesía falleció en el viaje. Entre gritos y saltos de alegría, proclamaba ayer que "los canarios y los españoles son los mejores del mundo", a la vez que agradecía a la sociedad tinerfeña que lo haya acogido. Junto con su pareja, Gabriela, aseguraba que piensa asumir el premio con tranquilidad, para gestionarlo "con cabeza".

Ayer fue la jornada de las gasolineras Repsol en el Sur de Tenerife. Unos kilómetros más adelante en la autopista del Sur, en una estación de servicio de la misma petrolera situada en Abades, en el municipio de Arico y que pertenece a una empresa diferente a la de José Miguel González Martín, se vendió un número indeterminado de décimos de un quinto premio a través de una máquina expendedora.

El número premiado en esta ocasión fue el 81.156. Ningún trabajador de la estación de servicio ni de la cafetería adquirió un décimo con esa cifra. Y, debido a las características del proceso de venta, ayer se desconocía de forma concreta quién pudo comprarlo.

Décimos con ese mismo número fueron vendidos en la administración de Lotería del número 69 de la calle del Castillo, de Santa Cruz de Tenerife, y en un puesto de venta con máquina de la calle Rafael Hardisson Spou, también en la capital. El 81.156 también se distribuyó en una administración de Arrecife, en Lanzarote, así como en el municipio palmero de San Andrés y Sauces. Otro quinto premio, el 5.721, fue repartido desde una administración de Mogán (Gran Canaria).

El tercer quinto, el 81.854, fue vendido en Telde, así como varios décimos en un bazar de Las Palmas y en una administración de La Orotava.

Pero eso no es todo. En Tenerife hubo algo más. La administración de lotería número 4 de La Orotava, en el centro comercial Alcampo-La Villa, repartió el Gordo Feliz, con un premio de otros 60.000 euros.

Desde luego, ayer fue una jornada inolvidable para el Sur de Tenerife y, en menor medida y de forma aislada, para otros enclaves de Canarias.