El expresidente del Gobierno Felipe González advirtió ayer de que el PSOE ha perdido su "vocación mayoritaria" y llamó a recuperarla, a lo que el secretario general del partido, Alfredo Pérez Rubalcaba, respondió que se propone hacerlo con un proyecto de "radicalismo reformista".

González, valorado en una encuesta hecha pública ayer como el mejor presidente que ha tenido España hasta ahora, dijo que "uno de los problemas que tenemos es que no tenemos vocación mayoritaria". Lo señaló en una de sus primeras intervenciones ante 2.000 personas que acudieron al homenaje que le rindió el PSOE por el 30 aniversario de su primera toma de posesión.

González debatió en el escenario del Palacio de Congresos de Madrid con Rubalcaba mientras en el auditorio escuchaban el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero, el exvicepresidente Alfonso Guerra, 40 exministros socialistas y decenas de cargos y exdirigentes socialistas.

"El PSOE ha perdido la vocación de mayoría y tiene que recuperarla, y tiene que hacerlo mirando a la sociedad, no de manera sectaria sino con espíritu de consenso y capacidad de dialogar", proclamó tras asegurar que ya en 1982 él tenía esa vocación de alcanzar la mayoría absoluta aunque su partido no lo creyese posible: "No pensaba en con quién nos íbamos a coaligar, tenía vocación mayoritaria".

Para lograr la confianza de la mayoría dijo que es necesario que un líder político se vea capaz de ofrecer un proyecto creíble para la mayoría y avisó de que la "debilidad" del PSOE será debilidad de España, de manera que los socialistas tienen que recuperar su proyecto.

Rubalcaba replicó que para reclamar apoyo mayoritario a los ciudadanos tiene que construir un proyecto que dé respuesta a sus preocupaciones. "El PSOE tiene que decirle a España por dónde vamos a salir de la crisis porque nadie se lo dice". El jefe de la oposición definió este proyecto como de "radicalismo reformista" y precisó que debe ser algo más que un mero programa electoral, algo similar a lo que el PSOE hizo en 1982, dado que debe dar respuestas a problemas similares a los de entonces: el problema territorial, la crisis económica y el Estado del bienestar, que entonces se creó y ahora debe defenderse.

También dio algunas pistas de por dónde irá ese proyecto, que incluiría "cambios electorales" para promover una democracia de "24 horas y siete días a la semana", en la que los políticos rindan cuentas de manera permanente. Y propuso a su partido "abrir una reflexión" sobre el uso de referendos, dada la "posición complicada" que mantienen los socialistas ante la petición de los sindicatos de una consulta sobre los recortes.

A su juicio, el PSOE debe debatir sobre cómo utilizar la "democracia directa" de manera "limitada y bien organizada", de manera que las consultas no sirvan sólo para castigar al Gobierno de turno.

El expresidente arropó también al PSOE frente a quienes le reprochan haber incurrido en contradicciones cuando gobernaba porque, a su modo de ver, "todos los partidos con vocación mayoritaria" tienen que "soportar contradicciones", y añadió que él está siempre dispuesto a revisar sus posiciones "en beneficio del proyecto y la hoja de ruta". En esa línea, pidió un debate no interno, sino con la sociedad.