El portavoz de Defensa del PSOE, Diego López Garrido, pidió al Gobierno que el grueso de las tropas desplegadas en Afganistán regrese el próximo año, en vez de hacerlo en 2014 como está previsto, y ha afirmado que España "no puede ser el último país" en retirarse de esta misión.

López Garrido, en una entrevista con Efe, consideró justificado acelerar la salida del país asiático al estar casi concluido el cometido del contingente español en la provincia de Badghis y por los recortes de gasto a los que obliga la crisis económica. "El acuerdo con los aliados es hasta 2014, pero los ritmos los tiene que marcar cada país de acuerdo con los demás. Muchos países están retirando más aceleradamente sus tropas o lo han hecho por completo, como Francia. España no puede ser el último país que se repliegue en Afganistán", argumentó López Garrido.

El plan actual es que el contingente, integrado ahora por unos 1.500 soldados, se reduzca en un 10 por ciento antes de fin de año; el 40 por ciento, en 2013, y la otra mitad, a lo largo de 2014. El ministro de Defensa, Pedro Morenés, apuntó que no se descarta anticipar los plazos si la seguridad de las tropas y el acuerdo con los aliados lo permiten.

Según López Garrido, el Gobierno "está mareando la perdiz cuando va a tener inevitablemente" que acelerar la retirada. "No tiene sentido dejar el grueso del repliegue para 2014", añadió.

El ejemplo del Líbano

Ha puesto como ejemplo el caso del Líbano, de donde la mitad de las tropas de España regresará antes de fin de año.

El portavoz del PSOE ha ofrecido a Morenés que el futuro de las misiones de paz forme parte de un pacto de Estado con su partido sobre los grandes capítulos de la política de defensa. Con tal fin, ha enviado una carta al ministro para buscar "desde ya" el consenso necesario sobre cómo resolver los problemas que tiene la defensa en "un momento muy difícil económicamente".

Además de las misiones, este gran acuerdo abordaría el modelo de las Fuerzas Armadas (FAS) para la próxima década, la reducción de su plantilla y la financiación de los programas de compra de armamento, así como la viabilidad de la industria militar española. López Garrido ha tendido la mano al diálogo a pesar de discrepar frontalmente de la nueva Directiva de Defensa Nacional, el documento presentado por el Gobierno el pasado día 1.