El relevo generacional, tan pregonado por los partidos políticos, es aún una asignatura pendiente en el hemiciclo del Congreso: sólo 27 de los 350 diputados tienen menos de 35 años, es decir el 8 por ciento.

La participación de las nuevas generaciones en el Palacio de la Carrera de San Jerónimo es tan escasa que tres de los siete grupos parlamentarios (CIU, UPyD y Grupo Vasco) no tienen en sus filas señorías nacidas tras la transición democrática.

El promedio de edad en el Congreso es de 53 años y, del total de diputados, sólo cuatro son "veinteañeros", mientras que 64 superan los 60 años.

El parlamentario más joven es Alberto Garzón, licenciado en Economía, con un máster en Economía Internacional y Desarrollo, y quien, con 26 años, ocupa uno de los once escaños del grupo Izquierda Plural.

Para Garzón, según confiesa a Efe, estar sentado en un escaño significa poder "transformar la ideología en hechos", lo que le posibilita "luchar" contra un sistema político y económico "injusto e insuficiente".

De los 295 diputados que representan a los dos grupos mayoritarios en el Congreso, el PP y el PSOE, tan sólo veintitrés no superan los 35 años.

Los populares, con 185 escaños, tienen en sus filas trece parlamentarios "sub-35", mientras que los socialistas, con 110 bancos, sólo diez.

Nino Torres, líder de las Juventudes Socialistas (JSE), reconoce que "estos números son negativos y poco alentadores".

"No es nada positivo que la política no tenga una renovación generacional, los jóvenes necesitan diputados que velen por sus intereses, problemas e inquietudes", asegura.

Torres admite que, si bien hay "poca participación juvenil" en la política, también existe "una dificultad interna" en los partidos para impulsar las candidaturas de los militantes más jóvenes.

Beatriz Jurado, presidenta de las Nuevas Generaciones del Partido Popular, sostiene que sería mejor una "mayor participación" de jóvenes en el Congreso, aunque, a su entender, la juventud tiene hoy un lugar destacado en la política española.

"Hoy los jóvenes participan, pero es cierto que alcanzar un escaño requiere de dedicación, responsabilidad y mucho esfuerzo", analiza en declaraciones a Efe.

El diputado del PP Pablo Casado, de 31 años y expresidente de Nuevas Generaciones de Madrid, cuenta su experiencia como "diputado joven" en su primera legislatura.

Licenciado en Derecho por la Universidad Complutense y diplomado en Empresariales por la Universidad Rey Juan Carlos, este parlamentario sostiene, que si bien nunca ha creído en "los colectivos" los jóvenes "necesitan hoy diputados que los representen".

"Los jóvenes -dice- aportamos una cosa distinta y es que somos políticamente incorrectos y más inconformistas".

A su juicio, es fundamental que los jóvenes que ocupan un escaño lleven al Congreso, "no por cuota, sino a través de la aportación de ideas", los problemas y las necesidades de las nueva generaciones de españoles.

"La política tiene que mezclar la tradición y la experiencia con la juventud y la renovación", asegura.

Patricia Hernández Gutiérrez, 31 años, diputada del PSOE, nacida en Tenerife y que llegó a ser senadora de la VIII Legislatura con 24 años, no oculta su sorpresa cuando se entera de que sólo un puñado de diputados no supera los 35 años.

"La verdad es que no tiene mucho sentido que el Congreso tenga pocos diputados que representen los intereses de los jóvenes", reflexiona.

En su opinión, "más democracia interna de los partidos favorece el relevo y la renovación generacional".

Gutiérrez reconoce que nunca en una sesión del Congreso su opinión fue "desvalorada", aunque admite que cuando llegó tuvo que demostrar que no estaba ahí de "casualidad".

Tanto ella, como Casado, creen que si la política sólo valora "la experiencia", hay un sector de la población, el de los jóvenes, que se queda "sin representación" en las cortes.