El secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, mostró ayer su total apoyo al reelegido líder de los socialistas andaluces, José Antonio Griñán, al término del congreso regional, en el que se evidenció la división en el partido con una ejecutiva sin miembros del sector crítico. Griñán seguirá llevando las riendas del PSOE-A con una dirección emanada del respaldo del 65,8% de los delegados, frente al 31,4% del bloque de los discrepantes de la línea política del presidente andaluz.

En momentos de dificultad tanto para el PSOE nacional y regional, Rubalcaba y Griñán han cerrado filas en torno a la gestión que están desarrollando en Andalucía y para hacer frente común a la política del Gobierno del PP, al que ambos han acusado de llevar al país al "empobrecimiento" con su política económica.

El cónclave ha estado marcado por las discrepancias de los grupos críticos de Málaga, Sevilla, Córdoba y Cádiz, que han aglutinado un 31,4 por ciento de oposición a la nueva ejecutiva, después de las tres derrotas electorales encadenadas por el PSOE andaluz (municipales, generales y autonómicas).

Griñán ha aprovechado su discurso de cierre para cambiar los reproches a este sector por el agradecimiento. "Gracias a los críticos por enriquecer el partido", manifestó.

Griñán, reelegido con el 71 por ciento de los delegados, ha cosechado el segundo apoyo más bajo de un dirigente del PSOE andaluz en un congreso, después del 64 por ciento que obtuvo en 1994 Manuel Chaves, al que relevó al frente del partido en marzo de 2010.