El jefe del Ejecutivo, Mariano Rajoy, defendió ayer el Estado autonómico y consideró que ese paso "en modo alguno debe ser desandado", pero sí "repensado" y "evaluado" para ahorrar, ganar eficiencia y eficacia y garantizar que cada competencia es atribuida a una única administración.

Rajoy lanzó este mensaje en la toma de posesión de José Manuel Romay Beccaría como nuevo presidente del Consejo de Estado, un acto al que también ha asistido su antecesor en el cargo, José Luis Rodríguez Zapatero, consejero vitalicio de la institución.

En su discurso, defendió la "agenda reformista" de su Gobierno, se comprometió a aplicarla "con tanta valentía y determinación como equilibrio" y apeló al espíritu de "concordia" de la Constitución de 1978 para abordar los profundos cambios que necesita España ante la crisis económica.

En esta línea, reivindicó el Estado de las autonomías consagrado en la Carta Magna y también la inserción de España en la UE, pero advirtió de que hoy es necesario "repensar y evaluar la estructuración más adecuada de los poderes públicos".

Según explicó, la reforma de la administración que prepara el Gobierno y que aplicará a lo largo de la legislatura buscará mejorar la coordinación y el reparto de competencias y eliminar "duplicidades innecesarias y solapamientos indeseables".

Eso exigirá la supresión de entidades y organismos "que no resistan una prueba objetiva de utilidad o cuyo coste resulte desproporcionado para los ciudadanos", apostilló.

A continuación, en declaraciones a los periodistas, recordó que hace algunas semanas el Gobierno acordó la supresión de más de una veintena de empresas públicas "que eran enormemente costosas y que no tenían ningún sentido" y "no ha pasado nada, simplemente ha habido un ahorro muy importante para el erario público", sentenció.

Por otro lado, dejó claro que será el Ejecutivo, avalado por el respaldo que consiguió en las urnas, el encargado de liderar esa reforma, aunque ofreció diálogo a comunidades autónomas y ayuntamientos. Esta reforma se enmarca en una agenda amplia de proyectos que, ha subrayado, están en consonancia con la voluntad de los ciudadanos, ya que su objetivo es consolidar el Estado del bienestar y, al mismo tiempo, "potenciar el ámbito de autonomía de las personas y erradicar las cortapisas externas a la libertad" individual.

En su primer discurso como presidente del Consejo de Estado, Romay Beccaría animó a Rajoy a "seguir sirviendo a España" con "patriotismo, determinación y equilibrio". Apadrinado por el exministro de Justicia Landelino Lavilla y el expresidente del Tribunal Constitucional Miguel Rodríguez Piñero que le impuso la toga, el collar y la medalla que simbolizan su nuevo cargo, Romay Beccaría regresó la institución que presidió durante el gobierno de José María Aznar.