La toma de posesión de Mariano Rajoy estaba cargada de misterio por ser la fecha en que se conformaría, al fin, su nuevo Gobierno. Hasta que se despejaron las dudas, el líder del PP afrontó su primer día en el poder casi en solitario, sin dar pistas sobre quiénes serían sus futuros ministros. A la Zarzuela acudió acompañado, únicamente, por su jefe de gabinete, Jorge Moragas. Después, se dirigió solo al Palacio de la Moncloa, con la única compañía de su nuevo maletín de presidente.

La mañana comenzaba con un momento destinado a ocupar las páginas de historia. Un mes después de que los españoles eligieran a Mariano Rajoy, el líder del PP acudía a la Zarzuela junto a su inseparable Jorge Moragas para jurar su cargo, el único trámite que le faltaba para convertirse en el sexto dirigente de la democracia.

El acto arrancó con la lectura del texto firmado el martes por el Rey y el presidente del Congreso, Jesús Posada, en el que se autorizaba a Rajoy a formar un nuevo Gobierno, después de haber conseguido la confianza de la Cámara baja durante el debate de investidura.

Finalizada la lectura del real decreto, que fue publicado en el Boletín Oficial del Estado (BOE), Rajoy se acercó a la mesa colocada para la ocasión en el Salón de Audiencias, sobre la que reposaban, como manda el protocolo, un crucifijo, un ejemplar facsímil de la Constitución -editada por las Cortes en 1980- y una Biblia de 1791 dedicada a Carlos IV, abierta por el capítulo XXX sobre el voto y juramento del Libro de los Números.

Con la mano derecha apoyada sobre el artículo 99 de la Constitución -el relativo al nombramiento del presidente del Gobierno- Rajoy correspondía al real decreto y lo hacía bajo la fórmula de la jura, sustituyendo al tradicional "yo prometo" de Zapatero y de la mayoría de sus compañeros socialistas. Ya en la sesión constitutiva de las Cortes el líder del PP utilizó esta fórmula, seguramente la más "tradicional", considerando que muchos grupos parlamentarios lo hicieron "por imperativo legal".

En concreto, en la mañana del miércoles Rajoy juraba cumplir con fidelidad y "con lealtad al Rey" las obligaciones propias de su cargo, "guardar y hacer guardar la Constitución como norma fundamental del Estado" y "mantener el secreto de las deliberaciones del Consejo de Ministros".

Un compromiso al que atendían, con interés y respeto, los Reyes de España y los máximos representantes de los tres poderes del Estado: los presidentes del Congreso y el Senado, Jesús Posada y Pío García Escudero; el presidente del Tribunal Constitucional, Pascual Sala; y el del Supremo y del Consejo General del Poder Judicial, Carlos Dívar.

El ministro de Justicia en funciones, Francisco Caamaño, se encontraba junto a ellos en calidad de notario mayor del Reino, así como la directora general de Registros y Notariado, María Ángeles Alcalá. También presenciaba la jura Moragas, un gran apoyo para Rajoy en este día.

Y, como no podía ser de otra manera, entre los asistentes también se encontraba José Luis Rodríguez Zapatero. El líder socialista se mostró muy relajado y posó sonriente junto a Rajoy y Don Juan Carlos, dejando una foto que, como él mismo dijo, quedaría "para la Historia".

Como si todos comprendieran la importancia que tienen las relaciones entre un monarca y un presidente, los asistentes al acto, Zapatero incluido, se alejaron para permitir que Rajoy y Don Juan Carlos hablaran a solas. Una conversación que duró varios minutos y de la que no se ha conocido ningún detalle.

El diálogo entre ambos, sin embargo, se retomaría más tarde, cuando Rajoy estuviera preparado para dar a conocer los nombres de sus nuevos ministros.

ESTRENANDO DESPACHO

El siguiente paso del nuevo presidente era ocupar la que será, a partir de ahora, su nueva residencia y lugar de trabajo: el Palacio de la Moncloa. En torno a las 11.45 de la mañana, Rajoy aparecía por la vereda que conduce al edificio solo, con la única compañía de su nuevo maletín. La cartera acaparó la atención de todos los medios al llevar inscrito en ella el cargo de "presidente del Gobierno".

A pesar de su soledad, en el Palacio le esperaban, nuevamente, Jorge Moragas y su jefa de prensa, Carmen Martínez de Castro. También se encontraban algunos miembros del anterior Ejecutivo, encargados de enseñarle las dependencias del edificio.

En concreto, allí esperaban el ex secretario de Estado de Comunicación, Félix Monteira, y el jefe del anterior gabinete, José Enrique Serrano. Éste último repetía cometido, ya que en 1996 también se encargó de enseñar las dependencias del Palacio al, por aquel entonces, presidente de España, José María Aznar.

En esta ocasión, la gran ausencia era la del anterior inquilino de la Moncloa, José Luis Rodríguez Zapatero, que ya se despidió de su despacho el lunes después del debate de investidura.

Rajoy subió la escalinata y se detuvo durante unos segundos para posar sonriente ante los numerosos fotógrafos y cámaras de televisión, que le recibieron al saludo de "presidente".

Después, entró al Palacio para conocer el que será su despacho durante, en principio, los próximos cuatro años. Allí perteneció varias horas, muy posiblemente concretando los últimos detalles de su nuevo gabinete. Fuentes populares destacaron el especial empeño que puso en blindar la información y evitar filtraciones a los medios. Algunos de los futuros ministros, sin embargo, pudieron conocer la noticia de su nombramiento a mediodía.

Mientras Rajoy trabajaba en su despacho, el equipo del PP hacía lo propio y actualizaba la página web del partido. También modificaron el perfil de Rajoy en Twitter, presentándole ya como presidente del Gobierno e incluyendo este cargo en su biografía.

El dirigente reapareció tiempo después para regresar a la Zarzuela, donde se reunió con el Rey durante 20 minutos para comunicarle el secreto que más expectación ha generado durante estos días de traspaso de poderes.

Finalmente, la composición de su gobierno fue anunciada en torno a las 19.30, en una breve comparecencia ante los medios en el Palacio de la Moncloa. Su soledad terminaba en ese preciso momento, pues a partir de ahora su labor estará respaldada por los 12 nuevos ministros y por su vicepresidenta, Soraya Saénz de Santamaría.